Arriendos bajaron hasta en $300 mil y corredores creen que tendencia seguirá
DEMANDA. Familias están optando por comprar para evitar los altos valores del alquiler.
Entre un 27% y un 30% cayeron los precios de los arriendos de propiedades en lo que va del año en Antofagasta, debido al aumento de la compra de departamentos, la masificación de los turnos 7x7 y los despidos de trabajadores de la minería.
Estos factores combinados provocaron una desocupación de viviendas que bordea el 22%, según las mismas empresas de corretajes, donde aseguraron que esta tendencia a la baja se prolongará hasta fines de 2016, por lo que el valor de los arriendos seguirá cayendo en los próximos meses.
Fernando Jara, corredor de la empresa Norte Grande, explicó que este estancamiento se viene generando desde mediados del año pasado por el aumento en la oferta de departamentos para la venta, especialmente en el sector norte de la capital regional.
"El sector de los arriendos está registrando un periodo a la baja. Esto se debe especialmente a la sobreoferta en construcción y al aumento de la compra-venta de propiedades", argumentó.
Jara expresó su preocupación por los movimientos futuros de este mercado en la región, afirmando que "se prevé que el próximo año será peor".
"Este año el rubro se resintió en un 20% o 22% en comparación al año pasado, mientras que para el 2016 se espera que empeore a 33%, aproximadamente", señaló.
Minería
Para Julia Lucero, también trabajadora del área de corretaje de propiedades, otros factores que llevaron a la baja de los precios de los arriendos, especialmente de los departamentos, fueron el cambio de turnos y despidos en el rubro minero los últimos meses.
"Desde que se cambió el sistema de turno en algunas empresas mineras (se implementó el 7 x 7), los trabajadores prefieren no traer a sus familias a la zona, por lo que no existe la necesidad de arrendar una vivienda. A esto se suma la ola de despidos en la minería, por lo que muchos (trabajadores) han dejado sus propiedades en la ciudad", sostuvo.
Julia Lucero explicó que esta baja pone fin a la "sobrevalorización" que existía de los inmuebles en la ciudad.
"Las propiedades en arriendo están volviendo a su precio real, porque estaban en precios muy elevados para el estado de las casas o departamentos. Una casa que tiene un valor real de arriendo de $150 mil era puesta en oferta por casi $400 mil. Daba hasta vergüenza mostrar esos inmuebles a los clientes en algunos casos", precisó.
Un ejemplo de la baja en los valores se refleja en el sector de los Jardines del Sur, uno de los más acomodados de la ciudad, donde hace un año un departamento de un ambiente tenía un precio de arriendo cercano a los $800 mil, y hoy bordea los $580 mil.
Para Fernando Jara, esta caída en el rubro podría revertirse en 2017 cuando entre en vigencia el nuevo impuesto a las construcciones.
"Muchas de las ventas para 2016 están comprometidas, por lo que no se les aplicará el IVA a las nuevas viviendas, pero en 2017 este escenario cambiará, y eso podría revertir la tendencia y aumentar la demanda de arriendo", comentó.
Amoblados
La baja en los arriendos llevó a varios propietarios a realizar un giro en el rubro, transformando sus inmuebles en verdaderos hoteles.
Este es el caso de Pablo Suárez, dueño de tres departamentos en un céntrico edificio, quien dejó de arrendar las viviendas por contratos superiores a un año y comenzó a hacerlo por días.
"Es una negocio medianamente rentable, pero mucho mejor que arrendar por año. Uno arrienda los departamentos amoblados, con internet y televisión por cable y la gente, especialmente quienes vienen por poco tiempo a la ciudad, los arriendan en muy buenos valores", señaló.
Si bien es un negocio con buenos réditos económicos, los dueños esperan volver al sistema de contratos largos.
"Entregan mayor seguridad, porque sabes que te pagarán al final del mes y existe un contrato. Hay que considerar que este dinero sirve para pagar el dividendo de los departamentos, por lo que es importante tener seguridad", dijo.
Además, los contratos diarios son potenciales generadores de conflictos con el resto de los vecinos, debido a la gran rotación de inquilinos y la falta de compromiso con la comunidad del edificio.