El exPresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó ayer, un día después de asegurar que analiza presentarse a las elecciones de 2018, que decidió volver al primer plano de la política de su país y defender a su actual sucesora, Dilma Rousseff.
En un discurso al lado del exPresidente uruguayo José Mujica, Lula afirmó que permaneció "callado" en los últimos cinco años, desde que terminó su segundo mandato, y afirmó que ahora decidió "viajar, hablar y dar entrevistas" para defender la labor de Rousseff.
"Como tengo las espaldas anchas y ya recibí demasiado, veré si le dan un poco de sosiego a Dilma y me pegan a mí", dijo Lula en alusión a las críticas de la oposición hacia la Presidenta.
Lula, quien presidió Brasil entre 2003 y 2010, sostuvo que "la derecha reaccionaria" lo dio por "muerto" en varias ocasiones y aseguró que no se siente insustituible en la política brasileña, puesto que en "todo hombre que se siente imprescindible, está naciendo un dictador dentro de él", pero puntualizó que no es fácil crear nuevos líderes.
"No se crean líderes como se crea el pan", comentó.
Según consignó la agencia EFE, Lula aseguró que Brasil vive una "lucha de clases" que viene "de arriba abajo" y que responde a los "prejuicios" de la elite hacia los pobres y que se ha traducido en el "odio" y en un proceso de "criminalización" del Partido de los Trabajadores (PT), de Lula y Rousseff, hundido desde hace meses en graves acusaciones de corrupción ligados a la industria petrolera local.