Ética para niños deportistas
En el desarrollo de ese mundo mágico que es la niñez, el deporte se integra en la formación de los individuos por medio de valores y comportamientos éticos que le prepararán para la vida.
Lógicamente que es importante el papel de los monitores-entrenadores en la entrega sistemática de estos conceptos. Lo denominaremos "Código del buen deportista".
A) Entreno, juego y compito para pasarlo bien y formarme como persona. B) Me alimento bien y me cuido ya que el deporte va bien para mi salud. C) Tengo un comportamiento responsable, me comprometo con el equipo y con el entrenador.
D) Acepto la importancia de respetar el reglamento y sobre todo, la labor arbitral. E) No hay competencia sin adversarios, por eso, los respeto tanto si gano o si pierdo. F) Cada uno tiene sus propias posibilidades y todos tienen derecho a participar y jugar.
G) Entiendo que no siempre se puede estar de acuerdo; creo en la tolerancia, el diálogo y la comprensión. H) No me agradan los fanatismos, para animar no hace falta menospreciar a nadie.
Mirado en forma fría son bonitas palabras, pero para que sean válidas deben ser trasladadas y aplicadas en forma paulatina a esos niños-as que se nos acercan con las ansias propias de su corta edad, a practicar el deporte que les agrada.
Hoy en día es muy común que los adultos nos quejemos del comportamiento de algunos jóvenes en los diferentes ámbitos que se mueven. Señores, el deporte actúa como vehículo de transmisión para corregir esos malos hábitos que nos preocupan.
Fomentar, creer y practicar deporte, es la manera más fácil de formar no solo deportistas, ciudadanos íntegros que trasladarán esos valores aprendidos a su vida cotidiana y, por ende, a la sociedad que los cobija.
La aplicación de estos valores, es tarea de todos. Eduquemos desde el ejemplo.
Nuestros hijos, sobrinos o nietos nos observan y esperan que seamos coherentes en nuestros comportamientos.
La pelota se desplaza por los campos de juego, tras ella van nuestros niños:
¡Qué sean felices es nuestra labor!