Los antofagastinos que presenciaron el partido de la final de Copa América en las plazas Sotomayor y Colón, en Antofagasta, esperaron atentos el resultado. No importaba el frío ni la incomodidad, sólo que los de la Roja jugaran mejor que nunca.
Las banderas, los gorros tricolores y otros artilugios pirotécnicos, comprados posiblemente en el paseo de calle Matta para apoyar a la selección, se hicieron notar tiñendo de rojo, azul y blanco los espacios dispuestos para el encuentro.
El ambiente era tenso; más de alguno se comprometió con Dios para ir a la iglesia si la selección ganaba, otros más entusiastas prometieron cortarse el pelo como Vidal o lanzarse a la pileta de la Plaza Colón.
Un partido sufrido que a pesar del derroche de talento y físico de los jugadores en la cancha, culminaba con el tan ingrato cero a cero -se venía el alargue-, y el público asistente ya no daba más de tanta angustia.
Entre gritos y cantos, acompañado de bengalas de colores, se hacía lo posible para que, desde Antofagasta, llegara la inspiración y el toque de suerte para los que a esa hora jugaban en la cancha de Ñuñoa.
Llegaban los penales y con ellos, la firme y tal vez apresurada promesa de 3 jóvenes de correr desnudos hasta el balneario, si tan sólo uno de los jugadores era capaz de meter un gol en la portería de Argentina.
El sudor y el llanto de los hombres más acalorados en la Plaza del Mercado, mojaban la camiseta sin necesidad de estar en la cancha y de pronto, pasó…
No fueron uno ni dos los balazos que rompieron el chaleco del arco enemigo, sino 4 magistrales lanzamientos que quedaron plasmados para siempre en la retina del mundo. Chile resultaba vencedor por justicia divina, Chile era campeón de la tan sufrida Copa América.
El éxtasis
Los festejos no se hicieron esperar, fue tan raspado el partido que básicamente la adrenalina salió sola; la gente comenzó a cantar y gritar ¡Viva Chile! como nunca antes, en los balcones aledaños a la plaza, la personas salieron a bailar y cantar, motivadas por aquel sentimiento de alegría que invadía las calles de la ciudad del cobre.
"Nunca había visto a personas, ya mayores, bailando en los balcones de sus casas, se gritaban ¡Viva Chile!, ¡Chile campeón! de una casa a otra, estaban todos muy alegres", agregó, Felipe Aedo (26), asistente a la celebración del triunfo en Plaza Colón.
Tampoco faltaron quienes, producto de una emoción y sin pensarlo dos veces, se tiraron a la pileta de la plaza para festejar, a su manera, la victoria de Chile.
Qué decir de los 3 amigos a los que no les quedó otra que cumplir con su promesa de correr desnudos, pues su petición, había sido maravillosamente realizada.
"Sólo bastó el último gol de Sánchez, para ir a la habitación, super ráspido nos desvestimos , echamos las cosas a la mochila, por si nos pillaban los carabineros, y salimos corriendo como caballos" señaló Marcelo (20) uno de los corredores desnudista.
Todo, finalmente,ya sea con mandas o no, con sufrimiento y con bengalas, no pudo salir mejor ¡Viva Chile!