Sus padres le inculcaron valores y las ganas de servir a los demás. Desde pequeña admirada el trabajo de los bomberos, luchó por su sueño y hoy es una más de tantos voluntarios que prestan ayuda a la ciudadanía.
Karina Guzmán Arias está casada con Michel Parra, también voluntario de bomberos y es madre de Alejandro Antonio. Ella es un ejemplo de tenacidad, compromiso y entrega por los demás.
¿Cómo recuerdas tu niñez?
-Nací en Antofagasta y siempre en el sector central con mis padres. Provengo de una familia pequeña, éramos mis padres y mi hermano.
Tengo lindos recuerdos de mi infancia. Mi padre era carabinero y mi madre cuidaba enfermos, pero siempre estábamos juntos y salíamos para las vacaciones de verano. Íbamos a Santiago a la casa de mis abuelitos, tuve una infancia bien bonita.
¿Tus padres fueron el pilar fundamental para tu formación?
-Efectivamente mi familia, mis padres me inculcaron el tema de la solidaridad. Mi padre ayudaba a quien se lo pidiera, lo mismo que mi madre, siempre estaba dispuesta a ayudar.
Estudié en la Escuela Huanchaca y la media estuve en el Liceo de Niñas.
Estudié técnico en enfermería, me titulé, pero no me gustó mucho el área salud, entonces me cambié y estudié Derecho. Ahora me estoy preparando para hacer mi examen de grado.
¿Desde pequeña sentiste la necesidad de servir a los demás?
-Desde pequeña yo quería ser bombero. Me gustaban los carros, ayudar, atacar el fuego. A los 18 años me vine a la Sexta Compañía, me inscribí, estuve como aspirante hasta que pasé a ser bombero.
Ya han pasado 15 años desde ese día. Al principio fue complicado porque en la compañía no había mujeres.
Llegar a una institución donde había sólo "caballeros del fuego" fue un tanto difícil en la adaptación, debido a la infraestructura, pero después todo fue mejorando.
Era un doble trabajo, porque había que demostrar que uno venía a ayudar, a ser un aporte, a trabajar a la par con los compañeros. Nosotras tenemos las mismas capacidades.
Experiencia
¿Cuál es el balance que puedes hacer después de tantos años en la institución?
-Después de años de entrenamiento logré una óptima preparación para prestar el mejor servicio a la comunidad. Lo primero son nuestros beneficiarios.
Nuestra compañía se especializa en el manejo de sustancias peligrosas. Atendemos emergencias químicas, y luego de la institución es que da la posibilidad para que uno se pueda capacitar en distintas áreas. Por ejemplo, yo hice la capacitación de rescate vehicular, marítimo y urbano.
Trabajamos arduamente en el terremoto del 27/F, entonces uno va haciendo cursos y conociendo sus habilidades.
Trabajo
¿Cómo es la actividad bomberil, tienes tareas asignadas?
-Cada bombero se compra su radio portátil, y si hay una emergencia cerca y uno puede ir, no lo pensamos dos veces. Además tenemos que hacer guardia nocturna. Yo hago guardia una vez a la semana. Los jueves llego al cuartel y quedo disponible para atender cualquier emergencia, cualquier llamado, pueden ser incendios, emergencias químicas y escapes de gas.
Nosotros pagamos para ser bomberos, pagamos nuestras cuotas sociales, siempre estamos atentos a las necesidades que vayan surgiendo.
¿Por tus capacidades fuiste seleccionada para viajar a especializarse a Estados Unidos?
-Efectivamente, hoy parto a un viaje a Estados Unidos. Hace cuatro años nuestra compañía está con unos proyectos de capacitación a nivel nacional e internacional, ello para acceder a especializaciones que no se dan acá.
Voy a Texas junto a otros dos voluntarios. Me voy a capacitar en el manejo de sustancias peligrosas y armas de destrucción masiva.
Este es mi primera experiencia a nivel internacional. Fui seleccionada y estaré allí durante una semana.
¿Qué opinas de la incorporación de las mujeres a áreas que eran exclusivas de hombres?
-Me parece excelente el espacio que se les está dando a las mujeres. Ahora somos varias las que formamos parte de la institución. Pienso que somos un aporte, tanto en temas de rescate o en incendios.
Allí aflora nuestra sensibilidad, nosotras tenemos otra forma de ver las cosas.
A las mujeres nos gusta capacitarnos y estamos pendientes de cómo ayudar. Somos un aporte. Por ejemplo, me apasiona ayudar a alguien que ni siquiera conozco. Siempre estoy dispuesta a colaborar.