"Chuquicamata" de Gustavo Tapia
Grata sorpresa fue recibir, de parte del profesor y periodista Gustavo Tapia, su novela "Chuquicamata, Para que no me olvides".
En doscientas cincuenta apretadas páginas, queda plasmada la vida de la población del mineral de cobre más grande de nuestro país, que terminó, inesperadamente, compartiendo el mismo destino de los pueblos fantasmas del Norte.
Gustavo Tapia revive su infancia y juventud en ese universo cerrado, en las décadas del 60 y del 70, período fecundo en cambios políticos y sociales y que, para bien o para mal, sellaron el futuro de esa "tierra prometida que jamás se propuso serlo y sin embargo lo consiguió."
Guiados por el autor, recorremos las calles, los pasajes, el comercio, los edificios públicos; encontramos a tantos chuquicamatinos y extranjeros que ahí formaron su hogar y atisbamos sus historias; envidiamos su medicina de lujo y su standard de vida casi desarrollado; disfrutamos con sus fiestas y alegrías y solidarizamos con sus tragedias.
También aprendemos el funcionamiento del proceso productivo y las diferencias sociales que genera una estructura de este tipo. Hechos relevantes como huelgas prolongadas, las visitas de Pablo Neruda, Salvador Allende y Fidel Castro, el Golpe Militar, quedan consignados con precisión, lo que revela la acuciosidad en el trabajo de investigación, que se agrega, en este caso, a la fuente inagotable de la memoria.
Gustavo Tapia ha hecho una crónica de gran valor, no sólo para los chuquicamatinos que compartieron su tiempo, sino que para todos nosotros sin excepción, porque es el testimonio de un universo real de la aventura humana en un medio único, que ya no existe.
La novela, verdadero rescate al olvido, trasunta el cariño y la fidelidad del autor a ese mundo, quizás embellecido, de la infancia y juventud, que es siempre para nosotros, el refugio para las penas y dolores de hoy.