La palanca de cambio está desesperada en la entrada de un taxibús del recorrido directo 114 del TransAntofagasta. Se mueve intensamente. El vehículo de transporte va semivacío y a las 18.22 horas subimos en el Jumbo de Angamos. En treinta minutos llegaremos al Liceo Industrial. Los pasajeros ahorrarán entre 15 y 30 minutos en el viaje y el único que parece que perderá será el chofer, quien calma la palanca, metiendo primera e iniciando el recorrido.
El viaje partió hace diez minutos para Fernando Aguirre, trabajador de una constructora aledaña a la rotonda de la ruta hacia La Negra. Va hacia la población Bonilla y mira por la ventana con calma. Ha subido antes a este recorrido ahorrando media hora.
El trabajador utiliza los recorridos directos desde el lunes 8 de junio, cuando comenzó a funcionar esta mejora para el TransAntofagasta. Ha visto pocas personas, lo que atribuye a la falta de información.
"Deberían ponerle un tono más distintivo a los letreros de recorridos directos, porque ya llevan casi un mes y todavía hay gente desorientada", comenta Aguirre, quien llegará a las 19.10 horas a su casa, donde lo espera su familia.
Seguimos por Angamos y el taxibús se detiene en el Parque Brasil, una mujer pregunta al chofer si pasa por la municipalidad. No. Su recorrido está alterado. Y continúa hacia el centro.
En calle Prat se bajará Bernardo Silva, estudiante de Derecho. Subió en la Universidad de Antofagasta a las 18.10 horas y dice que el recorrido directo 114 es más lento de sur a norte, ya que también ha tomado la 'micro' en la Coviefi y llega más rápido al centro.
Cuenta que otro drama de este sistema es que son pocos taxibuses (cuatro por recorrido) y en las mañanas se le hace complejo tomar una desde el sector norte. "Ahora si te fijas la 'micro' no va llena, porque la gente hace recorridos puntuales", dice antes de bajarse.
Carol Alcayaga es administrativa y fue a buscar a su hija al colegio en el centro. Se subió en el principio de calle J. S. Ossa, cerca de las 18.35 horas. Ya no le sorprende ver la 'micro' semivacía. Mire, nos dice presentándonos a los pasajeros. Todos van sentados y algunos con niños a su lado, como ella. Cree que falta reforzar la difusión de estos recorridos, que son positivos para ella, porque le ahorran entre 10 y 15 minutos de viaje.
"Una sola vez me he ido apretada y la gente se baja porque se equivoca. Por lo general he visto que el conductor va informando a la gente", explica Carol.
confusión
La administrativa tiene razón. El chofer nuevamente desecha a otro pasajero que pregunta si es que pasa por la municipalidad.
Seguimos y frente a una automotora ubicada en avenida Argentina con calle Condell, suben dos jóvenes liceanas de cuarto medio: Camila Núñez y Ayleen Riquelme cerca de las 18.45 horas. Ambas van hacia la Villa Rica Aventura, en Pedro Aguirre Cerda con Francisco Puelma.
En Avenida Rendic, con menos congestión que en el centro, el chofer mantiene la velocidad en cuarta y avanza. Casi no toma pasajeros. Ayleen no se sorprende y cuenta que "hay veces en que van todos los asientos ocupados, pero la 'micro' nunca va llena".
El chofer
Con ella coincide el chofer del recorrido, Guillermo Devia, cuyo labor se resumen en aunar el trabajo de sus manos, pies, vista, oídos e instinto. Todo rápidamente porque lo apura un papel con minutos y lugares frente a él, y debe informar a la gente de los nuevos recorridos.
Es su primera vez trabajando en un recorrido directo. Tiene paciencia, sobre todo porque por lo menos ocho pasajeros se le bajaron al notar que el recorrido habitual de la 114 estaba alterado.
Devia es una máquina humana arriba de otra. Es muy ágil. El tablero indica su kilometraje, cambia la radio y con ambas manos se aferra al volante. Lo toma con más fuerza en las dobladas bruscas. Presiona botones y se abre la puerta de adelante. Presiona otro y abre la de atrás, cuando baja un pasajero en Rendic con Freirina.
"Mire, el lugar donde se subió más gente hoy fue en la Universidad de Antofagasta, ocuparon varios asientos. Venía preguntándole a la gente y se subían, pero esto no es rentable para el chofer. Tengo que rendirle a mi jefe como un día normal, cuando vuelvan a clases los escolares debería mejorar esto", reflexiona Devia.
Siempre atento al frente, mirando el camino y los dedos índices que aparecen como intermitentes en las esquinas. Frena, todo se detiene ante la luz roja, pero la palanca de cambio sigue ahí, moviéndose por inercia, desesperada porque la empalmen y metan primera. Un puntero del velocímetro avanza. Pero todo se detiene cuando son las 18.55 horas y llegamos a nuestro destino, el Liceo Industrial, en Montegrande con Rendic. Ahorramos 15 minutos de un recorrido normal en la 'micro' 114.
"Falta gente y deberían entregar panfletos para que conozcan este servicio que es más rápido. Para la gente debe ser bueno, pero para el conductor es malo, porque tengo que responderle como un día normal a mi jefe".