"Soy una afortunada por haber podido vivir y dedicarme al teatro"
Es una antofagastina que no necesita mayor presentación. Su historia de vida, su tenacidad y profesionalismo la han puesto en un sitial destacado.
Teresa Ramos Ramírez, actriz, directora de teatro y gestora cultural es una digna representante del valor y la fuerza de la mujer nortina. Se siente feliz, orgullosa de ser un aporte, de contribuir a la cultura.
¿Cómo recuerda su infancia, el cariño de su familia?
-Soy nacida y malcriada en Antofagasta. Me crié en calle 14 de Febrero, entre Bolívar y Serrano. Vivíamos con mis abuelos. Tuve una infancia feliz, linda porque pude compartir con mis primos, hermanos, éramos una familia numerosa donde nos juntábamos los fines de semana.
Mi tía que fue quien prácticamente me crió, porque cuando yo nací ella se encariñó mucho conmigo. De hecho, cuando mis padres se cambiaron a su casa, separados de los abuelos, yo me quedé con mi tía y los abuelos.
¿También fue importante la formación que recibió de sus profesores?
-Efectivamente, estudié en la Escuela de Aplicación, anexa a la Normal en la avenida Argentina. Mi profesora fue Marina Teresa Castro. Tuve la suerte de tener muy buenos profesores para mi formación.
Posteriormente, me fui al Liceo de Niñas. También tuve excelentes profesores como Andrés Sabella, con quien trabajé en actividades relacionadas con el teatro.
Recuerdo que con mi abuelita íbamos al cine Latorre, donde se presentaban obras de teatro, radioteatro. Recuerdo las obras que veíamos, era fantástico.
¿Entonces desde pequeña ya tenía esa pasión por el teatro?
-Mi sueño era hacer teatro, pero para ir a Santiago a estudiar teatro había que tener recursos. Pero tras egresar de cuarto medio, en 1962 entré a la UA a estudiar Biología y Química, pero siempre tenía el bichito del teatro.
Una amiga me dijo que estaban llamando a formar una compañía de teatro, y me invitaron a una reunión que se efectuó el 20 de abril.
Yo no sabía que esa reunión sería el origen del teatro de la universidad, que ahora es el teatro de la Universidad de Antofagasta.
Yo llevo 52 años haciendo teatro, lo que me gusta. Fue algo que no proyecté, pero que surgió, que abrió la brecha. Después llegó Pedro de la Barra a asesorarnos, pasó todo muy rápido.
Opción
¿Pese a estudiar algo científico, finalmente optó por el teatro?
-Estando en cuarto año me contrataron en la universidad con unas horas equivalentes, y eso significó que yo dejé mi carrera hasta ahí, y me dediqué totalmente al teatro.
Posteriormente me integré a la compañía de teatro. Hacíamos dos o tres obras al año, entonces había que participar en intensos ensayos.
Tuve mi primer matrimonio con Arturo Thomas, geólogo. Me casé con él en 1968, pero fue un matrimonio muy corto. Vimos que la relación no funcionaba, él era una excelente persona, y seguimos siempre siendo amigos.
El me ofreció la posibilidad de ir a pasear a Europa, pero yo le dije que mejor sería ir a estudiar teatro a Francia. Entonces viajé a París y estuve estudiando allí seis meses.
Experiencia
¿Tuvo la oportunidad de vivir una experiencia única?
-Fue en 1968 cuando estaba la revolución del arte, una época maravillosa.
Mi vida se fue dando, era como que las cosas aparecían en el camino. Un amigo uruguayo me contactó y me dijo que me fuera a Inglaterra para participar en una apuesta diferente.
Ellos tenían un grupo de artistas plásticos, y me invitaron a formar parte de ese proyecto.
Finalmente me quedé un año en Inglaterra trabajando con el arte.
Fue un viaje provechoso, porque pude conocer la mezcla del teatro con la escultura, la pintura, la expresión corporal. El espectáculo se llamaba "Cronus".
Luego llegó un periodista de Estados Unidos que estaba buscando espectáculos para Ravinia Festival, que es uno de los eventos más importantes que se realizan en Chicago.
Luego me fui a Florida a la Universidad Tecnológica para estudiar actuación, dirección e historia del teatro.
¿Tras concluir sus estudios en Estados Unidos, decidió volver a sus raíces?
-Regresé a Chile para retomar mi trabajo en la UA, ya que había pedido permiso sin goce de sueldo.
Me dediqué a trabajar fuertemente acá, y fue cuando inicié mi vida junto a Angel Lattus. Nunca pensé que íbamos a estar juntos, pero nos dimos cuenta que éramos el uno para el otro.
Nos juntamos y estuvimos varios años viviendo, hasta que ambos resolvimos nuestras situaciones, y nos pudimos casar hace once años.
Tuvimos dos hijos, Daniel que tiene 36 y es médico y Paola de 34, actriz. Ellos se criaron en el teatro, con el apoyo de la familia.
¿Entonces se define como una persona feliz, que se siente plena en su vida?
-Me siento feliz, soy una afortunada, primero porque tuve dos hijos, y tengo a mi compañero de toda la vida que es Angel, mi partner, llevamos más de 40 años juntos.
El haber podido hacer teatro toda mi vida es una fortuna.
Proyectos
¿Cuál es su actual desafío, que la tiene ocupada?
-Ahora estoy con la Compañía de Teatro "Arlequín" que estoy trabajando en forma independiente.
Participamos en el Festival de Teatro Zicosur con la agrupación artístico cultural "Pedro de la Barra", es decir, siempre estamos ligados al mundo del teatro.
Es gente joven que está metida en el teatro, practicando el oficio. Ellos están entusiasmados porque nos hemos ganado varios proyectos, seguimos haciendo cosas, creando, aportando a la cultura.