Es hora de cumplir los compromisos
Para alcanzar el desarrollo, Chile debe descentralizarse. La tarea es desarrollar las potencialidades latentes de todos los territorios, reactivar la economía local, creando más y mejores condiciones de empleo, salud, cultura, infraestructura y conectividad para todos los habitantes en todo nuestro territorio.
Descentralizar capacidades nos permitirá abrir más oportunidades de desarrollo profesional a jóvenes talentos en regiones; acercar la gestión pública a las oportunidades y aspiraciones de las comunidades locales; perfeccionar nuestra democracia y sistema político, controlar las malas prácticas y ampliar la participación ciudadana; frenar el deterioro ambiental de Santiago y disponer de un sistema eficaz para manejar catástrofes naturales.
Para ello necesitamos gobiernos regionales y locales fuertes, dotados de más poder, competencias y recursos de uso autónomo. Así lo ha comprometido el programa, los mensajes y discursos de la Presidenta Bachelet, lo demandaron los 15 Diálogos Regionales realizados por la Comisión Presidencial en Descentralización y su propuesta de Política de Estado, lo reitera una carta abierta dirigida a la Presidenta solicitando reinstalar la descentralización en la agenda legislativa; lo ratificaron los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados y diversos senadores y diputados en el reciente seminario sobre descentralización, y lo están reiterando diversos seminarios organizados en regiones.
Por todo ello llamamos al Gobierno a fijar urgencia a la reforma constitucional madre de la descentralización, la de elección de intendentes, para que alcance a realizarse durante el actual cuatrienio de Gobierno, e invitamos a los senadores y diputados, especialmente a los electos en regiones, a introducir algunas de las "modificaciones imprescindibles" propuestas por seis miembros de la exComisión Presidencial, como son algunos principios básicos para el avance del proceso descentralizador; y radicar la función de gobierno regional en la persona del intendente electo, más que en un gobernador regional designado y tutelado por el Gobierno central, figura que genera una confusa sobreposición y debilita a la autoridad regional legitimada por la ciudadanía.