Historia del Huasco
De la abundante documentación expuesta en la Historia del Huasco, de L. Joaquín Morales, es indispensable citar el acta de "juramento solemne de nuestra emancipación política", de que fueron parte, marzo 3, 1818, el vecindario de Vallenar y las instituciones existentes. Pasado algo más de un mes se sabía de "la victoria de Maipo", en que le cupo decisiva intervención al batallón Nº 1 de Coquimbo, "compuesto exclusivamente por huasquinos", en su mayoría de apellido Campillay.
Todavía no se enfriaban los cañones y mucho menos el ánimo de la nación triunfante, cuando al llamado de O'Higgins se convocaba a los patriotas a continuar en pie de guerra, para liberar al Perú del dominio español.
Para tal propósito el Huasco suscribió con creces la parte que le correspondía del empréstito que el Libertador exigió a la provincia de Coquimbo, de que éramos parte, una de tantas contribuciones de la tierra huasquina a la causa de la independencia.
Dentro de lo que restaba del año se juró en la iglesia parroquial, la constitución provisoria que el país ya se daba como república.
En una alternancia de alusiones al acontecer nacional y a los hechos locales, el texto hace notar que a fines de 1819 se presenta el problema de la falta de agua para riego, que va a ser recurrente en el futuro, en los años de sequía, con la secuela de conflictos entre los vecinos agricultores, y que se tratará de atenuar mediante el nombramiento de celadores en los ríos de Huasco Alto.
El Cabildo, en pleno funcionamiento, con voluntad decidida, colabora al comenzar 1820 para financiar la campaña que se emprendería hacia el Perú, con un considerable donativo en dinero y armas.
El propio gobierno vecinal, al informar de las victorias patriotas sobre los reductos españoles de Concepción y Valdivia, revelaba la captura de desalmados guerrilleros de quienes se habían valido los realistas para sostenerse a cualquier precio en el poder, entre ellos Vicente Benavides y su segundo, Juan Manuel Pico.