Razones para estar optimistas
Los casos Penta, SQM y Caval inundan la agenda, saturan las portadas, monopolizan los comentarios en redes sociales y son tema obligado de cualquier conversación.
No es para menos. Y de la indignación, al debate.
Unos en acalorados discursos, levantan temas: falta de transparencia, pérdida de confianza, desigualdad. Otros -aquellos con desesperanzado escepticismo- hacen suya la conocida, y por qué no abusada cita, de El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa "Hace falta que algo cambie para que todo siga igual".
Sin embargo, existe otro grupo, quienes dejando de lado el activismo de sofá, se hacen cargo del cambio.
Líderes sociales que están levantando soluciones innovadoras para resolver los problemas en la base de la pirámide; en los mismos espacios donde la desigualdad, la desconfianza y la escasa transparencia afectan más fuertemente.
Hay varios ejemplos en nuestra región. Por energía emprendedora individual, no nos quedamos atrás.
Pero para que estos héroes tengan un alto impacto en la sociedad, todavía hay mucho que debemos seguir construyendo. Además de visibilizarlos y apoyarlos tempranamente, se requiere convertir el heroico esfuerzo individual en una iniciativa empresarial colectiva sustentable en el tiempo.
El reto entonces: crear alianzas entre las grandes compañías, los emprendedores sociales, las universidades y las instituciones del estado, para dar continuidad a los proyectos, escalar la actividad, validar el modelo de negocio y generar las condiciones para alcanzar un triple impacto: retorno medio ambiental, social y económico de largo plazo.
En definitiva, se trata de fortalecer el ecosistema de emprendimiento social con una verdadera mirada de valor compartido y pavimentar de paso, el camino para generar un cambio cultural en la manera de hacer negocios.
Como ven, pese a los nubarrones, existen razones para estar optimista.