Arar con los bueyes que tenemos
En medio del impacto producido en nuestro norte por la catástrofe provocada por las recientes lluvias, han pasado casi desapercibidas algunas cifras económicas que no pueden dejar de tener atención. Por ejemplo, el empleo. Según las cifras entregadas hace unos días por el INE, en Antofagasta se está haciendo sentir la disminución de la actividad minera, por primera vez desde que se entrega la Nueva Encuesta Nacional de Empleo; en nuestra región, el primer empleador no es la minería, en el trimestre móvil diciembre febrero el principal empleador regional es Comercio con 53.500 trabajadores, claro que esto es por la conjunción de dos elementos, en los últimos 8 meses Comercio aumentó en 12.600 sus trabajadores y minería disminuyó en poco más de tres mil. La tasa de desocupación prácticamente se mantuvo sin movimiento respecto del trimestre anterior en 6%, pero esto es consecuencia que se constata una leve disminución de los ocupados acompañada de una, también leve, disminución de la fuerza de trabajo.
Lamentablemente las señales en el corto plazo no son alentadoras, el Banco Central acaba de ratificar una proyección de crecimiento para este año de una cifra cercana al 3%, que podría ser inferior, mejor que la del año pasado, pero absolutamente menor de lo que el país necesita para recuperar la senda del progreso económico, el INE entregó una cifra de IPC de 0,6% que indica una acumulado del presente año de 1,1% y un anualizado de 4,2%, altísimo para un país que hace mucho se separó de su rango meta del 3%.
Si además consideramos que la confianza es el elemento fundamental para la reactivación de los negocios, que son los que generan empleo y crecimiento, hoy el escenario se torna gris. La confianza tanto en las autoridades y en los empresarios, que son los que generan actividad económica, están destruidas. Hoy las páginas de política o de economía de los diarios se confunden con las policiales.
Creo que por el bien de las miles de personas que buscan un empleo, de los miles de personas que con un empleo podrán sacar a sus familias de la pobreza, debemos dejar de lado las recriminaciones, los codazos o patadas y, como dicen nuestros vecinos del sur, "hay que arar con los bueyes que tenemos". Entre todos tenemos que recuperar el crecimiento. Recordemos que con las catástrofes y con toda la inactividad que generan los escándalos políticos, los que más sufren son los más pobres.