Meteorología proyecta clima más caluroso y seco en 2030
modelos. En Antofagasta las temperaturas extremas subirán, mientras el promedio
La zona desértica característica de las tres primeras regiones del país seguirá expandiéndose hacia el sur, de acuerdo a un estudio desarrollado por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).
En Antofagasta, la proyección indica que ya al 2030 habrá aún menos lluvia y se registrará un aumento de las temperaturas extremas, lo que se podría acentuar al 2050.
La Unidad Investigación y Meteorología Aplicada de la DMC, realizó tres experimentos. Uno de ellos simuló la climatología reciente de Chile con el fin de comparar los resultados con las observaciones disponibles y tener una idea de los errores del modelo climático y el modelo de alta resolución.
Las otras dos simulaciones aportan estimaciones futuras de clima para el periodo 2030-2059, las cuales fueron realizadas con distintos escenarios, llamados RCPs (Representative Concentration Pathway), consistentes con un amplio rango de posibles cambios en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Así, fueron tomados en cuenta los dos escenarios de GEI, que son los más extremos respecto a los gases invernaderos. El primero es el RCP 2.6, que es el más optimista de todos dado que implicaría tomar una serie de medidas inmediatas (políticas y técnicas), que en la práctica no se han realizado a la fecha. El otro, más pesimista, es el RCP 8.5, donde las emisiones continúan elevándose durante todo el siglo XXI dado que no se tomaría ninguna medida para disminuir las emisiones en el periodo.
Los resultados que arrojó esta investigación -que duró cerca de dos años y medio- confirman que en ambos escenarios el clima en Chile va a cambiar.
PROMEDIOS
El mejor escenario indica que en Antofagasta la temperatura mínima promedio pasaría de 14 °C (promedio 1970-1990) a 13,6 °C en 2050, mientras que la máxima escalaría de 20,1 °C a 21,3 °C en el mismo periodo.
En regiones como Valparaíso la temperatura media máxima pasaría de 17,9 °C a 20,9 °C hacia 2030, y a 22 °C al 2050. En Santiago, para la misma fecha, la temperatura máxima aumentaría 2 °C.
Las cifras corresponden a un promedio, por lo que habría épocas en que el aumento sería mayor o menor.
En el segundo escenario -más pesimista respecto de la emisión de GEI- la temperatura promedio mínima en Antofagasta subiría a 14,7 °C en 2050, mientras la máxima alcanzaría los 22,2 °C ese mismo año.
Lluvia
Respecto de las lluvias, la proyección indica que al 2050 éstas caerían desde los 2,2 a 2 milímetros anuales en Antofagasta.
Sin embargo, en la zona central y sur del país las precipitaciones tendrían una baja de 400 milímetros anuales respecto al escenario base, situación que significaría un gran impacto para ciudades como Temuco, que tienen un promedio de 1.147 milímetros anuales.
Para Concepción, en los siguientes 15 años, la precipitación bajaría entre 2,6% y 44%, y hasta 50% en 2050. En Santiago, por su parte, las lluvias caerían hasta 57% en 2030 y 66% en 2050, mientras que en la Serena, entre 60% y 90%.
El doctor en Hidrogeología de la Universidad Politécnica de Cataluña e investigador del Ceitsaza, Christian Herrera, comentó que en la costa de la Región de Antofagasta el régimen árido existe hace cientos de años. Por eso piensa que las proyecciones no nos debiera afectar mucho.
Por el contrario, explica que en la zona intermedia de la región, efectivamente podrían disminuir las precipitaciones, sin embargo aclara que estos modelos predictivos "dejan muchas incertidumbres".
"Si asumimos como ciertos los cambios climáticos planteados, es probable que en la zona precordillerana haya un mayor descontrol, lloverá menos pero en episodios concentrados, lo que seguramente hará más frecuentes fenómenos de aluviones, como el sucedido hace poco en Toconao", explicó.
No obstante, Herrera condicionó este escenario a lo que suceda con el fenómeno El Niño.
"Si cambia la circulación de las corrientes marinas y se instala una corriente subtropical -como ha ocurrido en el pasado-, tendríamos muchas más lluvias en la costa. Eso sucedió entre 3 y 5 mil años antes del presente, y los pueblos que vivieron en la costa se abastecían de vertientes", comentó.
Herrera coincidió en que la baja de las precipitaciones afectará mayormente a la zona centro-sur del país.
"Acá estamos acostumbrados a administrar muy bien la carencia. El problema se producirá en las zonas donde están acostumbrados a la abundancia", advirtió Herrera.
Políticas
Rodrigo González, diputado miembro de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara Baja, explicó que estas proyecciones deben motivar cambios en las políticas públicas.
"El país debe abordar el tema del agua de manera integral. Uno de los puntos fundamentales en la materia es que el recurso deje de ser propiedad privada para volver a ser un bien nacional de uso público", aseguró.
Para eso, informó que ya existen varios proyectos de ley en trámite en el Congreso.
"Asimismo, debemos proteger los glaciares, que son las grandes reservas mundiales de agua fresca, para lo cual también en la Comisión estamos trabajando un texto legal", informó el parlamentario.
Finalmente, el legislador abogó por una política educacional temprana que concientice a la comunidad sobre el uso racional del agua y "políticas locales de infraestructura en embalses y provisiones de agua para evitar el gigantesco desperdicio del recurso".
Doctor Hidrogeología, Ceitsaza