Manns y las generaciones
Desde el punto de vista de Cedomil Goic, Patricio Manns formaría parte de un grupo denominado "Novissimi Narratores", cuyos miembros serían escritores nacidos entre 1935 y 1949, cuya característica central es la innovación no exenta de conflicto: "(Ellos) despliegan su aptitud creadora, innovadora, polémica, que modifica y destruye la herencia, para recrearla en otro estadio de la eterna metamorfosis". Se caracterizaría por un conocimiento acabado de las posibilidades técnicas de la narración y habilidad para su plena utilización.
Goic cita entre sus integrantes a escritores como el mexicano José Emilio Pacheco, el cubano Severo Sarduy, los peruanos Bryce Echeñique, Mario Vargas Llosa y el argentino Gudiño Kieffer. Entre los chilenos, aparte de Manns, Skármeta, Poli Délano, Dorfman y Mauricio Wacquez.
De acuerdo al académico chileno Ricardo Cuadros, el concepto de generación goiceano ha perdido vigencia, pues se trata de una postura bastante discutible, cuando no abiertamente extemporánea. Estos calificativos críticos los ejerce Cuadros específicamente contra las concepciones "estructuralistas" de Goic y sus categorías de análisis. Goic considera a la obra como una estructura inmanente, como un "objeto de estudio que funciona como totalidad". No obstante, Cuadros considera superada la visión estructuralista, porque están ausentes en ella aspectos sociohistóricos consustanciales a las obras literarias mismas.
Aun aceptando la tesis de los "Novissimi Narratores" de Goic, la historia de las consecuencias del Golpe de Estado de 1973 rompe con el principio de Generación Literaria pues, los representantes chilenos de esta hipotética generación, viven, a partir de la fractura sociopolítica, una situación límite de pauperización radical de su trabajo literario para asumir labores de sobrevivencia en el exilio, de modo tal que sólo podríamos hablar, en cruel ironía estilística, de una literatura del exilio, en tanto rasgo identitario común.