Quienes ya hemos doblado la esquina de los 50 ó 60 años, tal como la juventud de todas las épocas, también tuvimos un léxico propio para comunicarnos con nuestros coetáneos. Aquí va una muestra de ese vocabulario ya casi extinguido.
Morir pollo, morir en la rueda o callampín bombín era una advertencia que se hacía a alguien que, habiendo escuchado alguna infidencia o presenciado una situación comprometedora, debía mantener su boca cerrada sin divulgar palabra. Cuando no teníamos plata, andábamos pato, mientras que tener un brillo, era tener un buen carrete actual.
Un tipo con labia engañadora era chamullento o grupiento y el negativo o desubicado era tirado con onda para agüar la fiesta. Si un encuentro había resultado bien, se decía que todo había estado del uno o el panizo había resultado flor. Colérico era sinónimo de joven rebelde y pulento, un calificativo positivo de amplio espectro, podía ser un buen amigo, alguien bueno para el pool, etc. Encachao se le decía a un tipo capaz o derecho, pero también a uno con buena pinta. Te creís la muerte o cachetón, era el apelativo que se utilizaba para denominar a quien se hacía demasiada autopropaganda. Pasó la vieja, significaba haber perdido una oportunidad.
Hacer gancho, consistía en hablarle bien de alguien a otra persona, de distinto género, para interesarlo en ella o él con la intención de iniciar un pololeo y previo a éste, se pinchaba. Cuando uno se retiraba se echaba el pollo y nos reuníamos para echarle el pelo o entretenernos. Un pánfilo o fome, era algo así como un perno o nerd de ahora. A los niños se les asustaba con el cuco o el viejo del saco. Al cuico de hoy, se le motejaba de pirulo, paltón o jaibón ¿Y a vos, quién te dio velas en este entierro? Se le decía a quien intervenía en una conversación sin ser invitado. Al pretender hablar de una determina persona que estaba cerca, se precavía con un: cuidado que hay ropa tendida o hay moros en la costa.
Si dentro de un par de generaciones, a alguien se le ocurre escribir una columna como ésta, obviamente, recordará algunas expresiones de los jóvenes de hoy que ya estarán obsoletas, mientras que las que utilizaban nuestros abuelos, padres e incluso nosotros ya nadie las recordará ¿Onofre?