Chile país de poetas
Hasta hoy pensé que esta frase hacía alusión a los grandes vates que adornan nuestro alicaído lenguaje: Neruda, la Mistral, Huidobro, nuestros top ten del arte de decir las cosas de otra manera para hacerlas aparecer fulgurantes. Los constructores de una visión distinta de las mismas cosas usando de otra manera, esos instrumentos fantásticos: Las palabras.
Pero al parecer la cosa es más profunda y va por el lado de ser un pueblo al que le cuesta llamar al pan, pan, y al vino, vino, preferimos la metáfora, la alegoría, el oxímoron o el polisíndeton. Eso explica la capacidad de haber transformado los hoyos en eventos, los terremotos en sismos de gran intensidad, los desaparecidos en presuntos y las alzas en incrementos. Ya no hay vagabundos, sino gente en situación de calle.
El doble estándar que señala que ciertas cosas no se dicen o si se dicen se transmiten de manera políticamente correcta, de tal manera de no afectar la sacrosanta estabilidad de las instituciones, aunque éstas burlen el sentido más común de las cosas. El verbo usado para esconder la realidad o mostrarla como al poder le interesa y según ella la dicta.
Ahora si usted tiene un cargo político de cierta relevancia debe aún ser más cauteloso y además de andar con el diccionario de la Real Academia bajo el brazo debe ser un artista en el uso "malabarístico" de las palabras, de tal modo que pueda hablar sin decir nada, pero además, ser de algún modo coherente en el sentido político.
Una ministra de Salud que dice lo que todo el mundo sabe o un embajador en Uruguay que hace una alusión histórica, son conminados rápidamente a desdecirse por haber atravesado esa delgada línea de la verdad sin metáfora.
Si usted como Galileo Galilei quiere decir verdades del porte de una catedral, tal como que la Tierra gira en torno al sol, y no al revés como lo señalaba la santa palabra, para no ser asado a lo spiedo por la Santa Inquisición tendrá que conformarse con musitar como él: "E pur si muove" (y sin embargo se mueve).