Breves alcances para 2015
Los antofagastinos y los chilenos esperamos mucho de este año. No será fácil llevarlo adelante, considerando que económicamente hablando el precio del cobre ha mostrado retrocesos importantes y muchas incertidumbres siguen presentes.
El año 2015 seguirá siendo político, pero indudablemente su énfasis estará determinado por la capacidad de crecimiento que tenga nuestra economía.
Ello es especialmente relevante para el gobierno que tramita la reforma educacional y, ahora mucho más, con la reforma laboral en discusión.
Debe decirse que a la luz de lo manifestado por los principales gremios, sus recomendaciones no fueron oídas; y en esto hay que ser especialmente cuidadosos.
La economía no responde a los deseos, sino fundamentalmente a hechos y señales concretas. Una economía globalizada como la nuestra se beneficia o padece por lo que suceda en el planeta, especialmente China, Estados Unidos, o Europa, vale decir, por las principales potencias del globo.
Los capitales son hoy cada vez más móviles y la clave para la inversión es tanto tener reglas claras, como escenarios favorables para el inversionista.
A la luz de los hechos presentados, resulta difícil sostener que las últimas reformas sean precisamente pro crecimiento y pro empleo, ergo, los efectos no serán necesariamente positivos.
Ciertamente hay un problema con el peso de las dimensiones empresariales y de trabajadores; pero la solución no pasa por rigidizar las normas, eso ha quedado demostrado una y otra vez.
Uno de los puntos más complejos de estos temas es que tienden a verse de manera politizada, construyendo un escenario enfrentado entre dos partes aparentemente irreconciliables.
El éxito de una empresa es fruto del trabajo de todos, en tal sentido, debe haber un consenso que por cierto corrija las deficiencias y problemas, pero que también sea capaz de crear más empleo y movilidad.
Hacer las cosas de otra forma es entender el mundo de hoy con anteojos del siglo pasado.