Los atractivos de Antofagasta
Un simple recorrido por la ciudad puede entregar varias sorpresas. Antofagasta tiene mucho que ofrecer gracias a su rica historia y ya es hora de una justa valoración de sus atractivos.
El Barrio Histórico, las Ruinas de Huanchaca, las añosas casas de principios del siglo pasado en el centro, sus imponentes iglesias (Catedral, Corazón de María, San Francisco), sus museos con colecciones únicas en el mundo y una privilegiada costanera son panoramas más que suficientes para mirar con otro prisma nuestro entorno.
Lo más llamativo es que para conocer todos estos atractivos sólo basta tener las ganas de caminar, agudizar el sentido de la observación y valorar ese rico legado histórico que nos pertenece y del cual debemos sentir orgullo como nortinos.
Cómo no recorrer la calle Adamson con sus generosos árboles, su entorno lleno de construcciones antiguas y desde ahí caminar en dirección al centro, para encontrarse con la estoica resistencia de centenarias casas de madera que dan fiera batalla al paso del tiempo. Un panorama casi desconocido para la mayoría.
A pesar de ser una ciudad joven, Antofagasta respira historia gracias a su sello minero y la inconfundible huella del salitre que es fácil apreciar en diferentes sectores, especialmente en el sector del Ferrocarril y en calle Maipú con avenida Argentina. Desde este último punto no hay que ir muy lejos para visitar el Mercado, contemplar la Casa Giménez y maravillarse con las instalaciones de la Biblioteca Regional, todo un atractivo para los sentidos y un orgullo para sus habitantes.
También está la rica mixtura entre el pasado y la modernidad que la encontramos en la Costanera Central, donde el Muelle Histórico espera como un gigante dormido recuperar sus años de grandeza, para levantarse como un símbolo turístico en una zona estratégica.
La lista de lugares es generosa y puesta a disposición de quien tiene el tiempo y las ganas de conocer. La invitación es a redescubrir la ciudad para mirarla de otra manera. Esa es una cuenta pendiente que tenemos los propios antofagastinos.