Atrasos en obras de alto impacto
El síntoma es más que preocupante. El retraso de obras emblemáticas ya es una constante en Antofagasta, con el consiguiente impacto en la calidad de vida de los habitantes y la serie de trastornos que provocan estos contratiempos.
La lista es larga y con casos emblemáticos. La nueva cárcel batió todos los récords: su construcción demoró 10 años acompañada de una lluvia de desaciertos de los gobiernos de turno, elevando así los costos en forma sideral.
Esta historia se repite una y otra vez con obras de gran impacto y de millonarias inversiones que sufren una serie de postergaciones durante su ejecución, con consecuencias claras para la ciudadanía que observa poca rigurosidad en las exigencias de los respectivos contratos.
Este es el caso de la avenida Pedro Aguirre Cerda, vía estructural que conecta el sector centro con el extremo norte de la ciudad. Ya van dos años y medio de trabajos y aún no hay una fecha clara para el término de las faenas. A nadie asombraría que las obras puedan llegar o superar los 36 meses.
Todo esto repercute en la molestia de los vecinos, conductores, genera cuantiosas pérdidas para los comerciantes del sector, polución y de paso desnuda la enorme descoordinación entre los diferentes estamentos involucrados.
Y las razones están a la vista. Postes en medio de las calzadas son un monumento de la poca voluntad para acelerar los trabajos y que tiene a las empresas de telecomunicaciones en el blanco de las críticas.
Pero más allá de las polémicas y recriminaciones entre los involucrados, es urgente que alguien ponga orden y fije reglas claras a estos trabajos que tienen una inversión de $14 mil millones en su primera etapa, con 4,2 kilómetros de extensión. La coordinación es clave para evitar que estos hechos se perpetúen en el tiempo.
Es evidente que lo sucedido en la avenida Pedro Aguirre Cerda no es casualidad y ya es hora que las autoridades intervengan en un problema que agobia a miles de antofagastinos.