"Es agobiante la carga laboral y el sueldo al mes no nos alcanza"
Comprometida ciento por ciento con sus alumnos, ama estar en el aula, enseñar y llegar al corazón de las familias. Sus estudiantes le dan la fuerza para seguir trabajando con entusiasmo.
Yolanda Vergara Alvarez, es una profesora de religión que representa a tantos docentes del país, que cumplen una labor fundamental en la formación de tantas generaciones. Se siente orgullosa de ser un aporte, de poder enseñar.
¿Eres nortina de corazón, una apasionada de esta tierra?
-Nací en Antofagasta, pero tengo mi corazón dividido entre mi ciudad y Arica, donde viví gran parte. Soy parte de una familia numerosa y dentro de lo que recuerdo siempre está la presencia de muchos niños.
Recuerdo una casa de calle Méndez cerca de Latorre. Había tres árboles donde jugábamos con los vecinos. Me encantaba jugar en la tierra.
¿Qué recuerdas de tu época escolar, te gustaba estar en clases?
-Mi enseñanza básica la cursé en la Escuela N° 2 de Niñas. Tengo hermosos recuerdos de esa época. Me gustaba ir a clases, a aprender.
La enseñanza media la hice en el Liceo Técnico. En ese tiempo me casé. Tengo cuatro tesoros que son mis hijos.
Ellos son Danitza, que es ingeniera; Patricia que es secretaria bilingüe; Fernando que es técnico electrónico y Montserrat que es digitadora. Mi familia la integran mis nietos Gabriel, Miguel, Francoise, Amelie y Philippe.
¿Criar hijos y salir adelante es un gran desafío?
Efectivamente luego vino la crianza de los hijos, la educación. Para mí fue de mucha ayuda el fortalecimiento y los valores que recibí de mis padres, en especial de mi madre. Mi madre era una mujer trabajólica y nos dio muchas enseñanzas. Yo siempre aprendí el hecho de ser mamá, cuando tus hijos necesitan una amiga, serlo, pero nunca perder la perspectiva. Uno cumple innumerables funciones, pero nunca se debe perder el eje de que eres madre.
Hay trabajar como familia para lograr la unidad.
Religión
¿Cómo nació tu inquietud por llegar a la docencia?
-La parte estudio llegó a raíz de un quiebre familiar. Eso me hizo acercarme a la Iglesia. Reconsideré muchas cosas y ahí empezó el reencuentro con Jesús. Desde niña siempre lo soñé y fue ahí donde quise estudiar. Estuve en la Universidad Católica del Norte, y obtuve mi título de Profesora de Religión en educación general básica. Necesitaba enseñar, llegar a la gente, a los niños en forma especial. Ese fue un sueño y pude concretarlo. Tras egresar empezó mi incorporación al mundo del aula.
Compromiso
¿Eres una maestra comprometida con su trabajo, con los niños?
-Soy apasionada en lo que hago y me encanta el contacto con los niños, me gusta enseñar, dialogar y sembrar esa semillita que después va a germinar. Siembro porque sé que con el tiempo esa semilla va a florecer. El proceso no es inmediato, es un proceso que requiere tiempo pero finalmente llega. Hoy en día la familia está tan metida en otras cosas, pero la parte valórica, la moral, de fe, de creer en los niños se hace un tanto difícil.
Si no tienes el apoyo en casa todo resulta más difícil. Si pregunto quién tiene una biblia, pocos son los niños que responden afirmativamente.
Hago clases en la Escuela E-81 "Héroes de La Concepción". Es una escuelita muy especial, muy rica en la calidad de mis colegas.
Yo soy bendecida en esa parte, por ejemplo, con mi colega de la religión evangélica nos llevamos muy bien. Siempre conversamos los temas.
¿Qué piensas del conflicto que tiene en paro a los docentes?
-El problema está en los cinco puntos de la agenda corta. Hay cosas que no están resueltas. Se ha enviado documentación y ésta vuelve y todo sigue igual. Hay una deuda histórica que todos los gobiernos reconocen pero que ninguno da solución.
Los profesores tenemos una carga de trabajo importante. Mi esposo incluso me ha tenido que ayudar, hay que corregir pruebas, hacer la evaluación docente, trabajar en casa, continuar con tu familia, y al otro día estar a las 8 de la mañana en clases.
Hay 40, 45 a 47 alumnos por clase. Es imposible lograr todo lo que uno espera.
Hay una gran carga y el sueldo no acompaña a esta carga. Más gana una cajera de supermercado que lo que pueda ganar un profesor. Eso es agobiante.
¿El apoyo familiar es fundamental para continuar trabajando en favor de tantos niños?
-El apoyo de mi esposo Jorge Aguirre ha sido fundamental. Estuve casada una vez, viví esa experiencia y después eso se terminó, pero me quedo con los bellos momentos y mis cuatro tesoros que son mis hijos. Ahora tengo un nuevo compañero, mi esposo que está ciento por ciento a mi lado.
El es mi apoyo, mi compañero y quien me ayuda en las labores domésticas también. Cocina excelente y me espera hasta que llegue a las 4 y media de la tarde para poder almorzar juntos.