El 21 de enero de 2013, falleció trágicamente la pequeña Emilia Silva. Tenía nueve meses de vida, cuando un conductor que guiaba ebrio su vehículo, impactó por la parte posterior el automóvil de sus padres. Ella viajaba en su silla en el asiento trasero y el impacto fue tan potente, que la menor no resistió las lesiones y falleció.
Sus padres, entonces, iniciaron una campaña que buscó terminar con las bajas penas e incluso, la impunidad que gira en torno a las muertes y lesiones ocasionadas en el tránsito, a causa de la ingesta de alcohol. Su voluntad culminó esta semana con el despacho de la llamada 'Ley Emilia', la que endurece las penas para los causantes de este tipo de accidentes.
Los esfuerzos que ha hecho el país por disminuir las fatalidades en accidentes de tránsito en los que el consumo de licor está presente, han sido importantes y han dado resultados. A inicios de 2014, el Gobierno destacó la disminución del 28% de fallecidos en accidentes durante el año pasado, lo que significó el descenso más importante en los últimos 12 años, tras la aplicación de la Ley Tolerancia Cero Alcohol.
Sin embargo, casos como los de Emilia, u otros similares en los que se registran atropellos o choques que cuestan la vida a terceros, siguen ocurriendo. Basta recordar lo que pasó hace sólo unos días en nuestra ciudad, cuando el choque en que se vio involucrado un conductor que guiaba su vehículo bajo la influencia del alcohol, derivó en que una trabajadora del aseo fuera arrollada y perdiera la vida.
La Ley Emilia será drástica y ojalá que permita generar las condiciones para sacar a los ebrios de las calles. Básicamente, se aplicará penas de cárcel de 3 años y 1 día a 10 años, sin la opción de aplicar medidas atenuantes para quienes provoquen lesiones o causen la muerte de una persona en accidentes de tránsito, habiendo consumido alcohol. Están presentes las agravantes de huir del sitio del suceso sin prestar asistencia, o la reincidencia.
Es de esperar que esto sume algo más en el objetivo de eliminar definitivamente la costumbre de manejar y consumir alcohol.