Los Korlaet, una vida ligada al mundo de los negocios
forjadores. El abuelo Juan llegó desde Supetar con una maleta cargada de sueños.
El destino estaba marcado. La perseverancia, el trabajo duro y el amor por la familia fueron el sello de los Korlaet. Se afianzaron en Antofagasta y labraron su camino a punta de esfuerzo y sacrificio, así como tantas otras familias de inmigrantes croatas.
La historia de esta tradicional familia comienza con la llegada del abuelo Juan Music, que llegó procedente de Supetar (isla Brac, Croacia).
Tenía el sueño de dar una vida distinta a su familia, y partió en una larga travesía.
En Croacia dejó a su esposa y a su hija Franjka 'Fanny', que se convertiría años después en la matriarca de la familia Korlaet.
Salió de su hogar dejando la promesa de encontrar un nuevo país, una nueva vida. Cumplió con su promesa.
En el norte de Chile se labró una senda, a punta de trabajo y esfuerzo.
Pasado un tiempo la familia creció con el nacimiento de Andrés y Miguel.
Comercio
El abuelo Juan se dedicó a trabajar en comercio, y en ese ambiente de trabajo crecieron los hijos. En la capital regional forjaron su destino.
Años después 'Fanny' conoció a quien sería su esposo y compañero de toda la vida, Juan Korlaet.
Este había llegado muy joven a Chile, y trabajó en las pulperías de María Elena. También se vino de Croacia en busca de un sueño.
Tras un lindo noviazgo se casaron y viajaron a Santiago, donde nacieron Elena, Ivo y Dinko. El menor de los hermanos Korlaet, Francisco, nació en Antofagasta.
Al comienzo de su unión, el matrimonio se estableció en Santiago e instalaron una carnicería. Juan y Fanny compartían el mismo amor por los negocios y el sueño de surgir, de darles bienestar a sus hijos.
La tenacidad de Fanny era tal que teniendo pequeños a sus hijos Elena e Ivo, los llevaba a trabajar a la carnicería y los tenía a su lado en el mostrador. Era muy protectora.
Sin embargo, tras la muerte del abuelo Juan Music, la familia optó por regresar a Antofagasta. Fue en ese tiempo cuando se selló el destino de los Korlaet Music, que a los años después serían unas de las familias de comerciantes más prosperas de la zona.
La base del éxito: el sacrificio, esfuerzo, tenacidad y perseverancia.
Activos
Juan y Fanny eran personas de acción. Sus hijos recuerdan que cuando pequeños las enfermedades no existían.
Cuando estaban enfermos, resfriados, su madre hervía eucaliptus en una olla, cerraba las ventanas y hacía posible que se recuperaran. Al día siguiente todos estaban listos para ir al colegio y los padres seguían trabajando en los negocios.
Conversadora, inteligente, vivaz, buena para los números, excelente cocinera y con una percepción fuera de serie, son las características que siempre destacaron en la matriarca, que acompañó en todo momento a su esposo.
Supermercado
Cuando abrieron el primer supermercado, después de varios años de trabajo familiar, Franjka asumió la función de 'vigilante'. Le gustaba conversar con la gente, con los clientes. Tenía un ojo único, un ojo sagaz para detectar a quienes robaban. No se le escapaba ningún detalle.
Cuando su esposo enfermó, ella atendía en el mesón, pero cuando él falleció nunca más quiso estar ahí. Al tiempo asumió la labor de vigilancia.
Cuando veía mucha gente en el negocio y para que no se fueran a otro lado, empezaba a atender a varias personas a la vez. Con ese método dejaba a los clientes 'apresados'.
Esa actitud revela lo buena comerciante que era. Su habilidad también quedaba demostraba con la rapidez con que sumaba. No necesitaba calculadora ni registradora. Todo lo hacía con un papel o mentalmente.
Descendientes
La feliz unión se vio bendecida con la llegada de cuatro hijos, once nietos y doce bisnietos, que llevan orgullosos el apellido Korlaet Music.
Los hermanos Korlaet están entre los más prolíficos inversionistas de la zona, pues enfocaron sus esfuerzos en varios proyectos del rubro inmobiliario y construcción para renta, junto a proyectos hoteleros en Antofagasta, Copiapó y Calama.
El secreto para el éxito en los negocios está en lo que aprendieron de sus padres y abuelos, que durante toda la vida trabajaron con ahínco para dar estabilidad a la familia.
El sueño del abuelo Juan se cumplió a cabalidad. Llegó al norte con una maleta y forjó con su esfuerzo, un imperio familiar.