Durante el mes de agosto conmemoramos el Mes de la Solidaridad. Muchas instituciones, organizaciones y personas, generamos una serie de actividades para sensibilizar y visibilizar en Antofagasta esta temática, realizando una invitación a todos, para actuar, pensar y generar acciones que la promuevan.
Efectivamente el mes ya pasó, ahora el desafío es cómo transformar la solidaridad en una actitud cotidiana que sea parte central de nuestra forma de construir sociedad.
Hoy existe una gran oportunidad ya que distintos actores públicos, privados, la academia y la sociedad civil se encuentran preocupados, buscando formas de generar una región más sustentable.
Pero ¿qué relación tiene esto último con la solidaridad? Efectivamente en la discusión estos dos conceptos no suelen estar juntos, sin embargo, no conseguiremos la tan anhelada sustentabilidad sino construimos una cultura donde tomemos como valor central la solidaridad, ya que esto implica que el otro me importe, significa que cada una de las decisiones que se tomen serán en relación a las consecuencias que estas tienen o tendrán sobre las personas, el medio ambiente y la sociedad en su conjunto, ya que veo a los otros como parte de mi familia.
Desde allí la solidaridad no solo es un valor, sino que un verbo porque invita a la acción, a transformar nuestras relaciones poniendo en el centro la preocupación por los otros y su bienestar.
En un mundo cada vez más competitivo, es necesario reivindicar la necesidad de más y mayor solidaridad en cada uno de las dimensiones de nuestra vida, nunca es suficiente.
Por ello este mes no se acaba aquí, sino que es una invitación a vivirlo de manera cotidiana, a través de cada una de las acciones que desarrollamos, con nuestros vecinos, hijos, amigos, familia, en nuestro trabajo, con nuestro entorno, ya que ello nos permite a todos vivir de una mejor manera.
En síntesis tenemos en nuestras manos la posibilidad de generar una sociedad distinta, más justa, equitativa y solidaria, ya que tal como lo decía el Padre Hurtado las transformaciones sociales comienzan por la transformación de la personas.