La chispa para encender la innovación
Esther Croudo
La reciente publicación de la edición 2014 del Índice de Innovación Global, referente internacional a la hora de hablar del desempeño de los países en materia de ciencia e innovación, ubica a Chile en un privilegiado 46º lugar. Este estudio, realizado conjuntamente por la escuela de negocios INSEAD, la Universidad de Cornell y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) nos deja mejor posicionado que cualquier otro país de América Latina y a la cabeza de Sudamérica, seguido por Brasil en un no tan cercano 61° lugar.
Sin embargo y aunque observamos un incremento significativo en el pilar 'Capital Humano e Investigación', en el que Chile subió del puesto 70º (edición 2013) al 57º, este mismo estudio da cuenta de una compleja situación al analizar uno de los indicadores relacionados con desarrollo científico, 'Graduados en Ciencia e Ingeniería' el cual pasó del lugar 47º en el 2013 al puesto 60º en la actualidad.
Al respecto surgen dudas obvias y para dar luz sobre la respuesta es beneficioso mirar al grupo de los países que ocupan los primeros lugares del estudio.
A primera vista podemos decir que éstos han establecido ecosistemas de innovación bien integrados, en los que existen inversiones en capital humano unido a sólidas infraestructuras de innovación con tal de alcanzar los más altos índices de creatividad, factor imprescindible para encender la chispa de la innovación.
Si profundizamos en el análisis llegamos a la evidencia de que a medida que los países ascienden en la clasificación de desarrollo de la innovación, la calidad del talento con el que cuentan en las esferas de las ciencias y la ingeniería, cobra una importancia todavía más decisiva.
Si bien es cierto que necesitamos mentes especializadas en las distintas áreas del conocimiento y, no estamos ni cerca de alcanzar los niveles de aquellas sociedades con las que hemos decidido compararnos, también debemos crear los espacios en los distintos niveles educacionales como para que los jóvenes decidan dedicar su vida al estudio científico y redoblar esfuerzos en generar una cultura donde el aporte sustancial a la innovación provenga de mayores esfuerzos destinados a desarrollar el factor humano como el determinante que desencadena la innovación.