Aulnay Sous Boys es una ciudad satélite de París, algo así como Maipú lo es de Santiago. El lugar es conocido por las importantes fábricas automotrices que allí residen. Es una comunidad de clase media, muy limpia y ordenada, donde sorprende su sistema de transporte urbano completamente gratuito, cómodo y puntual.
Al bajar del tren nos esperaba sonriente Osvaldo Torres, el legendario 'Titi', uno de los músicos folcloristas más emblemáticos que ha producido Antofagasta, radicado hace ya muchos años en Francia.
A toda prisa nos llevó al teatro para hacer las pruebas de sonido, afuera la gente comenzaba a llegar pese a que faltaba mucho tiempo aún para el concierto.
La expectativa era grande ya que se había corrido la voz, por medios virtuales, que 'Titi' tendría un concierto junto a Punahue. Muchos chilenos residentes se habían dado maña para llegar allí y evocar algunas esencias de su lejana tierra nortina.
Entre ellos estaba Sergio Zamora, un importante historiador y escritor chileno radicado en Francia y amigo de Osvaldo.
Concentrados en los innumerables detalles técnicos, habituales en estos casos, nunca tuvimos mucho tiempo de compartir con el público, por lo que con el 'reservado' Sergio solo cruzamos algunas palabras de cortesía.
A los pocos días leímos un artículo de Sergio, que en una de sus partes decía.
'Escuchando el sonido de esas voces e instrumentos del Norte de mi país, me pude dar cuenta de la exactitud de la afirmación de un viejo amigo: 'con la emoción no se juega' e incontenibles lágrimas bajaron por mis mejillas. Esa música nortina despertaba en mi pensamiento algo que creía haber olvidado o perdido'.
'Recordé lo que escribí hace ya muchos años a propósito de mi país -Cuando partí de Chile lo perdí para siempre-. Pero ese encuentro me sumergió una vez más en la camanchaca y la tierra seca, los cerros y la puna, el cielo azul y el sol nortino,.. allí entendí finalmente que ellos nunca me han abandonado y fui feliz...'.
Esta experiencia en Aulnay confirma que la música proveniente de nuestra tierra puede generar emociones que ni siquiera sus propios creadores son capaces de imaginar.