Makarena Mancilla trabaja desde enero en el departamento de admisión de un céntrico colegio de Antofagasta. Con sus 26 años es madre de un pequeño de ocho meses, además de convivir con su pareja hace más de un año. A todo esto agrega sus estudios nocturnos en la carrera de Derecho de la Universidad Pedro de Valdivia.
Con días que comienzan a las siete de la mañana y terminan bien entrada la madrugada del siguiente, Makarena es el fiel ejemplo de los cerca de seis mil antofagastinos que realizan sus estudios de nivelación o superiores durante la noche.
'Es complicado este estilo de vida porque hay días en que no puedo ir a clases por lo cansada que estoy. Es sacrificado porque los días son largos. El año pasado estudiaba de día y el cambio fue muy fuerte, mi vida cambió completamente', precisó.
Uno de los centros de estudios que mayor número de alumnos en horario vespertino tiene es Inacap, que imparte 24 carreras con alrededor de 2.400 estudiantes.
La Universidad Pedro de Valdivia imparte cuatro carreras nocturnas a 400 alumnos con un programa especial para estudiantes trabajadores.
También destaca el Centro de Formación Técnica del Instituto Profesional Santo Tomás con 1.300 estudiantes.
El director de Admisión de dicho centro de estudios, José Luis Henríquez, precisó que la mayoría del alumnado son trabajadores con edades sobre los 35 años.
'Muchos de ellos pertenecen a la minería, y dado a su sistema de turnos se adhieren a nuestro programa flex class, que consiste en el 50% de asistencia a aulas y sábado por medio clases por internet', dijo Henríquez.
sostenedor
Diferente es el caso de Bryan Rojas, que con 28 años debe compatibilizar su trabajo y el apoyo a su joven esposa, quien espera a su tercer hijo.
Con ya dos pequeños de cinco y tres años, la vida cambió cuando comenzó a trabajar como desabollador en un taller.
'Ya con un tercer hijo la vida cambia aún más. El dinero no alcanza para nada, por lo que debí comenzar a estudiar otra carrera que me de los ingresos necesarios para que mis hijos no tengan necesidades', declaró Rojas.
A comienzos de año comenzó a estudiar Prevención de Riesgos en una reconocida universidad privada, pero su vida la divide entre el trabajo, el cuidado de sus hijos y sus estudios.
'Llevo a mis hijos a la escuela y después me voy a trabajar. En la tarde cuido a los niños para que mi mujer estudie y en la noche estudio yo. Es complicado, casi no tenemos vida de pareja ni de familia, pero es un esfuerzo para poder sobrevivir en esta ciudad en donde creen que todos son mineros y ganan millones', dijo con molestia el estudiante.
opciones
Bryan Rojas reconoció que las universidades e institutos de formación técnica dan posibilidades y ayuda a los que estudian de esta forma, pero aún así es alto en nivel de gente que deja de estudiar.
'La mayoría de mis compañeros son hombres con sólo cuarto medio que ya tienen sus familias o niñas que fueron mamás muy pequeñas. Pero a veces no se la pueden con este ritmo de vida y terminan saliéndose de los estudios. Las empresas están muy exigente a la hora de pedir trabajo, por lo que es necesario tener un título', destacó
Daniela Rossel es secretaria en una institución educativa de la ciudad.
Con 24 años distribuye su tiempo entre su trabajo y sus estudios en un rubro completamente distinto, cocina internacional.
La joven explicó que debe realizar esta cansadora rutina para poder costear sus estudios superiores.
'Es muy difícil poder organizarte al momento de separar lo que es pega y que es estudio. En el fondo se te limitan los horarios', enfatizó.
También agregó que el mayor 'sacrificio' que realiza es dejar de lado la vida normal y la familia para poder completar los estudios.
'Esto limita mucho la vida de un joven, que es salir o compartir con los amigos. Hay días que dan ganas de mandar todo a la punta del cerro. Mi familia me apoya 100% pero no tengo una vida con ellos. De lunes a viernes trabajando y estudiando, mientras que los fines de semana en donde podría estar con ellos me dedico a los trabajos o estudiar para pruebas', agregó Rossel.
Nivelación
Jorge Varas lleva más de 20 años como orientador en el Liceo Nocturno B-32 en donde cerca de 400 alumnos nivelan sus estudios de enseñanza media.
Además el establecimiento cuenta con tres anexos en distintos puntos del sector norte y centro norte de Antofagasta.
También tiene a su cargo la nivelación de estudios de los reclusos de los centro penitenciarios de Antofagasta, sumando en total 800 alumnos nivelando sus estudios de forma vespertina.
Durante su trayectoria, Varas reconoce haber visto pasar a varias generaciones de sacrificados estudiantes, pero que sólo el 30% logra terminar su cuarto medio.
'La mayoría de quienes estudian con esta metodología han sido expulsados del sistema educacional tradicional que buscan mejores oportunidades. Atendemos desde jóvenes hasta gente de avanzada edad que buscan nivelar sus estudios', comentó Varas.
Embarazadas
Si bien la educación nocturna no es nueva en la ciudad, con el tiempo se ha ido desmitificando, ya que en el pasado era considerado que quienes estudiaban en la noche eran solamente expulsados, repitentes o alumnos con problemas de conducta.
'Eso se decía antiguamente y generaba una mala imagen de este proceso educativo, pero con los años cada vez son más los alumnos que llegan a nivelarse por la necesidad de tener recurso extras o simplemente un tema de autosuperación', precisó
Varas explicó que ponen mayor cuidado como establecimiento en las madres adolescentes y jóvenes embarazadas que han renunciado al sistema tradicional para cuidar a sus hijos.
'Tenemos la responsabilidad de cuidar a este tipo de personas. Se dan muchas facilidades, además de existir un protocolo en donde ellas deben cumplir durante el embarazo. Ellas deben ir a clases lo más que puedan' finalizó el docente.