Bancada regionalista
Alejandro Guillier
El martes 1 de julio, cinco senadores nos reunimos en la casa del representante por Valparaíso Costa, Francisco Chahuán. Otros seis senadores, todos de regiones, adhirieron a esta bancada de nuevo cuño. Se trata de un grupo político transversal. Nos une el propósito de impulsar cambios políticos, administrativos y tributarios que empoderen a las futuras autoridades regionales elegidas por el voto popular. Queremos intendentes, consejeros regionales, alcaldes y concejales, dotados de facultades y atribuciones amplias, respaldadas por una institucionalidad amistosa con la diversidad geográfica, étnica, cultural y física de nuestro largo territorio nacional.
Nos convoca, además, la convicción que sin tributos regionales permanentes, autónomos y acumulables, no hay descentralización verdadera. La experiencia de los países desarrollados con quienes nos gusta compararnos avala nuestra determinación. Todos han instalado profundas y decididas agendas reformadoras a favor de sus regiones, provincias y comunas.
Las regiones deben tener capacidad de administrar los recursos que se les traspasa vía presupuesto desde el Gobierno central, pero también necesitan facultades para recaudar sus propios recursos.
Todas las reformas que hoy se debaten en el Congreso Nacional tienen una dimensión territorial. La reforma tributaria es una oportunidad. Debemos promover un debate en torno a una Ley de Rentas Regionales; una revisión de la actual Ley de Rentas Municipales; impuestos a los servicios portuarios en beneficio de las comunas; Ley de Patentes Comerciales calculadas por el nivel de ventas de bienes y servicios; impuestos verdes que graven las acciones contaminantes y otras regalías por impactos socio-ambientales de los procesos productivos.
Toda esta batería de tributos debe ir directamente a las regiones y comunas donde se efectúa la operación productiva y no a las casas matrices de las grandes empresas domiciliadas en tres comunas de Santiago.
Necesitamos provocar una movilización social que transite de la calle a los espacios donde se cultiva la inteligencia colectiva. La capacidad crítica no se improvisa. Debemos promover el conocimiento, la innovación y la mejora de nuestros procesos de gestión en colegios, universidades, sindicatos y empresas.