En la oficina salitrera Cecilia reventó la caldera de una locomotora y resultaron heridos el maquinista y el fogonero. Se recordaba que un hecho similar había ocurrido en 1874 en Antofagasta dejando muertos y heridos en calle Nuevo Mundo (hoy Manuel Antonio Matta) cuando el ferrocarril corría hasta Pampa Alta.
Son recurrentes las informaciones que publican los medios acerca del alto consumo de alcohol por parte de jóvenes, la violencia que se genera, en especial en lugares cercanos a los pubs, y la forma temeraria de conducir vehículos cuando se encuentran en estado de ebriedad, a veces con consecuencias fatales.
Según expertos, en las causas que llevan a los jóvenes al alcohol y a actuar violentamente se conjugan varios factores, entre los cuales está la baja autoestima, la escasa percepción de riesgo, un medio familiar disfuncional, o la necesidad de aceptación y pertenencia a determinados grupos, ante el abandono de los padres. En el caso preciso del abuso del alcohol, la ingesta y el modo de hacerlo de los pares es otro detonante, así como la facilidad de acceso a la droga lícita que hoy tienen los adolescentes.
Todo lo anterior amerita que los padres se involucren en la vida de sus hijos, de modo que sepan y conozcan con quiénes se juntan y qué hacen cuando no están en el hogar. Es necesario poner el acento en iniciativas de carácter preventivo, como sería una estrategia de apoyo integral con el aumento de orientadores en los colegios.
Hay que reiterar, no obstante, que el mayor esfuerzo debe concentrarse en la familia. Un informe del Pnud indicó hace unos años que sólo el 15% de los chilenos pensaba que la familia era un lugar de amor, mientras el 24% lo consideraba un refugio para los problemas; otro 28% la veía como una fuente de tensiones y problemas, mientras que un 31% la estimaba como una institución en crisis.
Por otra parte, las diversas encuestas que se conocen sobre el consumo de alcohol revelan que los jóvenes se inician a edad cada vez más temprana en la ingesta, así como en las drogas. Esto debe servir como un tema a analizar. En último término, también para la clase política, que debe finalmente legislar sobre estos asuntos. Lo más probable es que la realidad nacional, y por supuesto también local, sean los síntomas de una crisis del modelo de consumo que está amenazando con socavar el núcleo básico de nuestra sociedad.
Jaime Tolosa
El discurso presidencial de mayo anunció estudios para mejorar el transporte público de Antofagasta, una de las ciudades con mayor concentración vehicular que hoy ocupa el sexto lugar en tasa de motorización, con 180 autos por cada mil habitantes. En ese sentido, las propuestas de Tranvía o Tren Urbano e incluso un Metro-Cable son buenas soluciones para implementar, a pesar que el mayor desafío seguirá siendo -además de definir la mejor opción de transporte público- afrontar que las zonas más densas de la comuna seguirán desvinculadas de las principales redes de vialidad.
Desde el gremio promovemos decididamente la densificación en el entorno de corredores de transporte, como forma de generar suelo y reducir la segregación. Hoy una persona que viaja desde La Chimba hasta el centro puede demorar hasta 80 minutos, por lo que debemos seguir el ejemplo del Minvu al impulsar la densificación en zonas aledañas a nuevas líneas de Metro en Santiago y Valparaíso, o al Biotren en Concepción, decisiones que producen menor número de viajes y tiempos de traslados, y disminuyen la congestión vehicular y contaminación.
Pero estos cambios van necesariamente de la mano con reformular el Plan Regulador, instrumento que debe favorecer el crecimiento en lo vial y en lo urbano, y hasta aquí poco hemos escuchado de la municipalidad. La falta de suelo ha provocado agotamiento de los terrenos aptos para construir proyectos habitacionales para segmentos medios y bajos, y las crecientes restricciones de altura y densidad que impone nuestro PRC está inhibiendo la construcción en zonas céntricas. El resultado es que a las familias de menores ingresos se les obliga a radicarse en la periferia, con infraestructura pública deficiente y nula existencia de servicios públicos.
La Presidenta fue clara al indicar que lo más urgente en vivienda es dar solución a las 42 mil familias chilenas que recibieron un subsidio sin estar asociado a un proyecto. La CChC ha planteado que un buen mecanismo sería incentivar a las constructoras para que dentro de sus proyectos incorporen viviendas sociales. La alarmante cifra de antofagastinos que no pueden acceder a su casa propia, o el estancamiento en la edificación de viviendas sociales han hecho eco en las autoridades, y esperamos que la anunciada revisión del sistema de subsidios, ajustándolo a las diferencias geográficas de Chile, se implemente a la brevedad.