61% afirma que licencias médicas falsas son muy usadas en la región
salud. Sicólogo cree que percepción de 'abusos' en el sistema favorece este tipo de engaños.
El 60% de la población considera que presentar una licencia médica fraudulenta es un delito, el 29% piensa que es un hecho grave e injustificable, mientras que el 11% asegura que esta acción es sólo una falta leve y que incluso a veces tiene una explicación.
El diagnóstico se desprende de la última encuesta regional efectuada por Inmune, organización privada que se dedica a pesquisar este tipo de acciones en el sistema de salud. La encuesta, realizada a 200 personas, se concentró en Antofagasta y Calama.
Entre las conclusiones llama la atención que el 61,5% de las personas consultadas cree que las licencias médicas falsas son muy utilizadas y otro 33% afirma que son medianamente ocupadas en la región.
Para el vocero y abogado de Inmune, Rodrigo Varela, los resultados que más destacan en el estudio son los que sugieren que la mayoría de las personas considera que el uso de licencias fraudulentas es un delito y que, particularmente en esta región, ninguno de los encuestados considera está acción como un acto legítimo.
SANCIONES
'Hay otro resultado que es relevante y sobre el cual tenemos que trabajar. Y es que la mayoría de las personas considera que la responsabilidad de una licencia fraudulenta es exclusiva del médico. Esto es bien complejo porque quiere decir que la gente desconoce que la ley sanciona por igual, tanto a quien emite una licencia y a quien obtiene y utiliza el documento. La responsabilidad penal es la misma, pudiendo llegar hasta a 3 años de cárcel y a multas por sobre los $2 millones', dijo el profesional.
La encuesta también evidenció que para los consultados el uso de licencias médicas falsas es un delito más grave que comer cosas en el supermercado sin pagarlas, evadir impuestos no dando boleta, subirse al transporte público sin pagar o compartir TV cable con un vecino sin cancelar la mensualidad a la compañía prestadora del servicio.
Además, existe un porcentaje importante de la población (71%) que considera que por culpa de quienes usan una licencia médica fraudulenta, el sistema es mucho más estricto con quienes sí las necesitan.
Afectados
Según Inmune, los trabajadores o usuarios del sistema son los más afectados por este tipo de acciones, porque en primer lugar deben asumir la carga laboral extra que implica que uno o más compañeros no estén trabajando. Al mismo tiempo, se ven afectados por un sistema más restrictivo a la hora de solicitar una licencia.
'Los usuarios que realmente necesitan hacer uso de estos beneficios son los más perjudicados, pues el sistema se hace más lento y se torna mucho más estricto con quienes sí las necesitan', argumentó el abogado Rodrigo Varela.
En el análisis también destaca que el mal uso de las licencias perjudica a las empresas y al sistema de salud, que es finalmente el que debe asumir el pago de estos subsidios.
Se estima que tanto en el sector público como en el privado se gastan US$300 millones anuales pagando licencias médicas que no corresponden.
Problema
El sicólogo clínico y laboral, Pablo Fuentes, explicó que el problema pasa por la poca valoración que sienten los trabajadores en sus empleos, aspecto que tiene un alcance mucho más profundo del que se cree.
'Estamos en una sociedad que en la práctica instala como primera exigencia el trabajo por sobre todas las cosas de la vida, pero al mismo tiempo tenemos un discurso que habla de lo contrario. Eso genera frustración y rabia contra el sistema', argumentó.
Fuentes agregó que esta condicionante provoca que el trabajador sienta que necesita alguna salida, lo que lo lleva a pensar que una licencia, correcta o no, tiene justificación, porque además existe una percepción que el propio sistema no funciona con transparencia y existen abusos.
'Hay otro resultado que es relevante y sobre el cual tenemos que trabajar. Y es que la mayoría de las personas considera que la responsabilidad de una licencia médica fraudulenta es exclusiva del médico'.