Antofagasta ponte bella
Irina Salgado
Cuantas bondades tiene esta tierra que la podrían transformar en la niña bonita de Chile: clima privilegiado, inversión económica, riquezas naturales no sólo en el ámbito de la minería; el valor patrimonial al alcance de la mano; hombres y mujeres que construyen vida en medio del desierto más árido del mundo.
Haciendo un juego poético, pareciera que esta mujer llamada Antofagasta ha sido abandonada por sus esposos y amantes, quizás tiene un par de hijos que la desean rescatar de su condición; es claro que los problemas que tiene la capital minera del mundo están relacionados con el aseo y ornato, es decir, con la basura, el manejo de ella y las personas que habitan en el sector norte donde a diario se ven afectados por quemas y otras situaciones; a ello se suma la escasa cultura de cuidar nuestros espacios públicos y viviendas en todo el territorio de cordillera a mar en sus 30 kilómetros de extensión.
La belleza de Antofagasta está al alcance de la mano, quizás ya no es necesario que esperemos las acciones del Municipio que por ley le corresponde el Aseo y Ornato o del Gobierno Regional en materias de planificación y fiscalización. Quizás es el minuto en que las empresas privadas que realizan eficientes planes e iniciativas en variados ámbitos se unan a la comunidad representada en las juntas de vecinos y se genere la sinergia de 'Poner Bella a Antofagasta'.
Desde el manejo de los residuos, reciclaje, hermosamiento y cuidado de nuestros barrios, plazas, liceos, escuelas, patrimonio abandonado, reforestación con especies que crecen rápidamente en las condiciones climatológicas que tenemos, hasta pintar de colores los hogares o instalar letreros en las calles con la historia, o potenciar el área cultural y transformarnos en la ciudad de los murales y mosaicos apoyando a nuestros talentos y emprendedores locales.
Es hora que no esperemos que otros hagan lo que nosotros queremos de nuestra ciudad, es hora que cada uno ponga un grano de arena en transformar a Antofagasta en bella, porque eso mejorará la calidad de vida. Es hora que nos unamos, arremanguemos las manos y hagamos cada uno en sus ámbitos de influencia las acciones concretas para que nuestra ciudad sea la más bella del norte y del país.
Cuando se deja de apuntar con el dedo y decir que es responsabilidad de otros, se puede, todas nuestras riquezas están en esta tierra y su gente.