Fútbol y Literatura
El Mundial de fútbol nos tiene expectantes, unos más, otros menos, pero es indudable que nuestro quehacer gira en torno a la pelota y estamos preocupados por: el grupo que nos tocó, los nominados, que se lesionó éste, que este otro no ha rendido… en fin, eso es a nivel internacional; en lo local sufrimos por el destino de nuestro querido CDA, que no tenemos entrenador, que despidieron jugadores, que los dirigentes se deben ir, que el club debe ser de la ciudad, etc. Pareciera que por estos meses la esférica la llevará.
Para estar a tono y aunque usted no lo crea, el fútbol también ha sido llevado a la literatura y magistralmente.
Cómo no disfrutar con ese partido en pleno desierto que describe con maestría Hernán Rivera Letelier, con motivo de la gran huelga salitrera, en donde casi 200 jugadores con bototos calicheros corrían tras el balón, en esa pichanga interminable, mientras las mujeres repartían ulpo de harina tostada para reponerse de la fatiga y los arqueros aburridos armaban otra pichanga alrededor de sus arcos.
En otro de sus libros, su mágica pluma nos deleita con el recordado último partido entre María Elena y Coya Sur, eternos archirrivales y bajo la presión del inminente cierre de esta última salitrera, allí donde aparece Expedito Gonzáles, 'el fantasista', el 'Mesías de la Pelota blanca', que con sus virtudes futboleras, evitaría el triunfo de los cometierra en el dramático partido relatado por Cachimoco Farfán en este confín del planeta.
Galeano, otro de los grandes, también nos deleita con 'el Fútbol a sol y sombra' pero entre sus sabrosos relatos del Río de la Plata, cuenta de una cabriola con el cuerpo en el aire y pateando hacia atrás realizada por Ramón Unzaga en el puerto de Talcahuano, fue muy aplaudida, después en 1927 Colo Colo viajó a Europa y David Arellano exhibió la misma acrobacia y deslumbrados los periodistas españoles la bautizaron como chilena.
Si nuestro equipo queda en el camino, la literatura es una buena alternativa.