Desarrollo de la industria energética
La región es una zona privilegiada tanto por las riquezas que provienen desde las entrañas de la tierra como por las que vienen desde el cielo. Esta última es inagotable y con ventajas comparativas interesantes.
La construcción de la planta termosolar más grande de Latinoamérica no es casualidad en Cerro Dominador. El complejo tendrá 10.600 espejos en 700 hectáreas de terreno y promete revolucionar la forma de obtener energía del sol y de mirar nuevas potencialidades en nuestro desierto.
La empresa Abengoa Chile Solar invertirá cerca de US$1.000 millones para generar 110 MW y 17, 5 horas de almacenamiento térmico desde la comuna de María Elena, con la ventaja de contar con un insumo natural, renovable y barato.
Este y otros proyectos son parte del nuevo panorama energético de la región, razón más que suficiente para entregar valor agregado al conocimiento de esta materia. Ya hay interesantes experiencias en el ámbito minero y además hay un número de parques fotovoltaicos aprobados para los próximos años.
El enorme nivel de inyección de recursos necesariamente pasa por reflexionar sobre qué papel jugará la región en cuanto al aprovechamiento de este gran recurso que la naturaleza entrega en forma gratuita y generosa. ¿Veremos pasar las grandes inversiones y cómo vienen profesionales de otras partes del mundo a enseñarnos o seremos capaces de generar nuestros propios especialistas? Una preguntas que necesita respuestas.
La Universidad de Antofagasta (UA) desarrolla un interesante plan para orientar sus potencialidades científicas hacia la energía solar, pues institucionalmente asumió el compromiso de convertirse en referente nacional. En el mismo camino también hay otros estamentos científicos mundiales, que han logrado enormes avances en este desarrollo de enorme futuro.
La región tiene aquí una enorme oportunidad, comprometiendo no sólo una oferta de energía, también con el desarrollo de profesionales, tecnologías y procesos para el mundo.