Las formas importan
Vuelvo a insistir en el proceso más trascendental que se nos aproxima, Chile cambió y necesita volver a discutir los temas centrales que articulan y ordenan la sociedad, por eso necesita una nueva Constitución que dé cuenta de los nuevos consensos y acuerdos que nos permitan ser un país mejor, más justo y equitativo. Es urgente corregir las desigualdades y asimetría que impiden sentir que todos y todas tenemos los mismos derechos, dignidad y oportunidades.
Una nueva carta fundamental, debe serlo en el fondo, pero también en las formas, por ello nos parece importante que la metodología para trabajarla también pertenezca a la ciudadanía, pues tenemos el convencimiento que la Constitución no es de los abogados, ni de los expertos, ni de una privilegiada elite, muy por el contrario debe pertenecer a todos, especialmente a quienes por años se han sentido excluidos.
No es una cuestión baladí, exigir desde ahora que el mecanismo que culmine en un nuevo texto, sea distinto al utilizado por décadas en estas materias decisorias. Nos parece desde ya un error haber convocado un grupo de expertos santiaguinos a trabajar en el cómo hacer el cambio. Desde el primer acto, debe establecerse la activa participación de las regiones, porque este nuevo acuerdo debe pensarse también desde los territorios alejados del epicentro político.
En este orden de ideas también nos preocupa escuchar a la derecha hablar de reformas constitucionales, pues se trata de una Nueva Constitución, la actual carta normativa no resiste más parches, pues tiene una lógica que impide plasmar los procesos de cambio que hemos vivido a través de los años, y sobre todo evita que podamos decidir el tipo de sociedad que queremos ser. Es cierto que han existido esfuerzos de mejora, pero se necesita ahora un nuevo texto.
El desafío de una carta fundamental que refleje el Chile de todos que se comprometió, debe ser a través de un mecanismo participativo, democrático e institucional. Al respecto si es necesario institucionalizar mecanismos inexistentes hoy, debemos abrir el debate para incorporar otras vías distintas. Sin vetos de ninguna especie, ni para las formas, mucho menos para el contenido, debemos ir generando las discusiones necesarias para ser parte activa del desafío más importante que tenemos por delante.