Nunca una mala palabra, jamás una ofensa contra alguien, aunque esta persona no estuviera en la conversación. Caballeroso como ninguno con los amigos y querendón de su esposa e hijos, hasta decir basta. Formó una familia ejemplar que hoy le llora inconsolablemente.
Estas expresiones no dicen nada de lo que realmente fue Claudio Enrique Tello Ortiz, pero intentan hacer una fotografía al "Flaco Tello", seleccionado nacional en la década de los años 80, futbolísticamente nacido en el desaparecido club Aviación.
Las lágrimas de los suyos tienen una razón tremenda: el carismático defensa de Cobreloa, con una temporada en Provincial Osorno y otras cuatro en Deportes Antofagasta, falleció ayer, a las 07.15 horas, en Santiago.
Allá, era objeto de un fuerte y costoso tratamiento contra el cáncer y otros males derivados del maldito tumor, aparecidos luego de las ocho operaciones a que fue sometido además de las numerosas quimioterapias y todo lo que exige ese flagelo maligno.
Claudio Tello se inició en las divisiones menores de Deportes Aviación, de donde pasó a Cobreloa, con otros valores del balompié nacional, cuando el club alado dio por terminado su ciclo, el 25 de enero de 1982, y entregó su patrimonio a la institución loína.
El central debutó profesionalmente en la "Naranja Mecánica", en 1983, con cuya oncena ganó tres títulos nacionales, en 1985, con el entrenador Jorge Toro, en 1988, con Miguel Hermosilla, y en 1992, con José Sulantay.
Después pasó a Provincial Osorno para, enseguida, regresar a la región, esta vez para defender al CDA, con quien se fue al Ascenso, en 1997. En la temporada siguiente colgó los botines y se dedicó a la gerencia técnica.
Claudio desempeñó es función en Cobreloa (antes lo hizo por el elenco albiceleste), cuando debió asumir su guerra contra el cáncer que, desgraciadamente, se le manifestó en la vejiga.
Quienes hemos padecido enfermedades como la que atacó a Claudio, conocemos algo de lo que él debió soportar en una clínica y fuera de ella. Claro que su dolor hay fue multiplicado por mil.
Por eso, "Flaco", tenemos que reconocer que fuiste un hombre especial, y por eso estas líneas, que pretenden rendirte el homenaje que en nivel superlativo mereces.
Veamos.
Hace dos meses Claudio Tello nos concedió una entrevista que hoy agradecemos infinitamente, la cual publicamos el 29 de enero de 2014.
Ahí, nos contó que llevaba más de ocho meses combatiendo un cáncer a la vejiga, el cual se hizo sentir con un tumor de 2,3 centímetros.
En esa época veraniega había sido operado ocho veces y bajado 20 kilos, lo que demuestra lo invasivo que había sido el mal.
Como si fuera poco, las más de 20 quimioterapias que le habían aplicado al exjugador, le provocaron otras enfermedades por la potencia de las drogas que le suministraban.
Para terminar de embarrarla, todo eso generó en Claudio un infarto cerebro vascular y otro pulmonar, que fue lo que más le complicó, producto de coágulos que se fueron al cerebro y los pulmones.
El central no era de demostrar sus aflicciones, fueran del cuerpo o del alma. Sin mostrar ni una pizca de rencor nos comentó:
"Estuve cuatro meses aislado, sin ver a nadie. Sólo mi señora atendía las llamadas telefónicas".
Agregó, sin reclamar: "Ahí se retrasó el tratamiento porque primero había que preocuparse de esas enfermedades ya que fueron muy graves para mi organismo".
Se imaginan, amigos lectores, lo que eso significa, para un humano, luchar contra tan disparadas enfermedades, manteniéndose la ciencia y la tecnología incapaces de ayudarlo a salir adelante.
Ello, a pesar de los altos costos que implica enfermarse e internarse en una clínica "para salvarse" y que, para colmo de males, las deudas las heredan los hijos, niños inocentes que nada tienen que con las leyes de los "grandes".
Todo eso debió aguantar "El Flaco" Tello, para que al final hoy le veamos dormido en un féretro camino al cielo.
Lo más triste que, quizás, debió soportar el exseleccionado nacional, es algo que también nos hizo recordar el sufrimiento que es parte de la existencia de nuestros coterráneos tocopillanos:
"Aún aquí, en Santiago, los especialistas son pocos para sanar a la gente de una enfermedad como la mía".
Al final, Claudio Tello, lo bueno para tí es que ahora juegas fútbol con Dios, por la "Gran Selección Celestial".