Expertos esperan nuevos terremotos al norte y sur de la zona de ruptura
Los principales expertos del país tienen sus ojos puestos en la zona norte debido a la posibilidad de nuevos terremotos similares o incluso superiores al registrado la noche del martes en la Región de Tarapacá.
La comunidad científica hace distintos análisis de los escenarios posibles, pero todos concuerdan en que luego de 137 años sin movimientos telúricos de gran magnitud, existe todavía una cantidad importante de energía acumulada. Lo que no se sabe es cómo y cuándo se liberará.
El doctor en Geología, Gabriel González, de la Universidad Católica del Norte, explicó que hasta antes del terremoto 8.2 grados Richter registrado a las 20.46 horas del martes, el "gap sísmico" (área donde no se han producido eventos) abarcaba 610 kilómetros, entre Ilo, en Perú, y Mejillones.
El reciente terremoto, comentó el académico, rompió una franja intermedia de 140 kilómetros, desde Iquique a la Quebrada Camarones, dejando así el bloque completo divido en tres secciones.
Por un lado está el tramo que ya rompió y en sus dos extremos las zonas que aún no se desplazan. Por el lado norte la sección que sigue trabada tiene una longitud de 200 kilómetros (entre Ilo y Quebrada Camarones) y por el sur el segmento sin movilizar abarca a lo menos 250 kilómetros (desde Iquique a Mejillones).
González explicó que el rompimiento de una primera sección la noche del martes alejó la posibilidad de un megasismo como el que se temía de haberse producido el rompimiento de todo el bloque (hasta 9.1 Richter), pero no significa que el peligro haya desaparecido.
Según el experto, la dimensión del tramo que no se ha movido al norte de Iquique puede originar un terremoto similar al ocurrido la noche del miércoles, mientras que el tramo mayor, de Iquique hacia el sur, podría provocar un movimiento de magnitud 8.6 grados Richter, si se activa completo.
"Lo que tenemos ahora es que el gap sísmico quedó divido en tres partes asimétricas. Tenemos una parte más pequeña al norte que no ha deslizado y una sección mayor al sur que tampoco ha deslizado. Ambas potencialmente pueden generar varios eventos o un terremoto máximo", afirmó González.
El académico comentó además que datos proporcionados por científicos alemanes apuntan a que en el terremoto del martes el deslizamiento, es decir, la porción de placa que penetró bajo el continente, fue entre 3 y 5 metros, en circunstancias que lo esperado, atendido el tiempo transcurrido desde el último evento (1877), es al menos 9 metros.
Lo anterior significa que en el tramo central del bloque quedó energía sin liberar, aunque sería poco probable otro evento en la misma zona asociado a esta condición.
Lo que sí advirtió muy claramente Gabriel González es que el desplazamiento de una fracción del gap sísmico genera tensión en los extremos que siguen trabados, por lo que el riesgo de nuevos terremotos en los próximos días o semanas es bastante elevado.
"Yo diría que ya no tenemos probabilidad de un 'big one' cercano a 9.1, pero sí podemos tener terremotos de menor magnitud a corto plazo. Por eso la luz roja sigue encendida", manifestó.
Para el geólogo, académico e investigador del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción, Arturo Belmonte, las próximas horas y días serán críticos para saber los reales efectos del terremoto 8.2 grados del martes.
En cualquier caso, Belmonte fue enfático al precisar que este sismo no es el gran evento que se estima ocurrirá en el mismo sector.
El punto se relaciona con que las placas de Nazca y Sudamericana se juntan alrededor de 6 a 7 centímetros por año, lo que debe multiplicarse por las décadas de "silencio sísmico" transcurridas desde 1877. Esto equivale entonces a un desplazamiento acumulado aproximado a los 9 a 10 metros a lo largo de la falla.
"Quedaron dos pedazos al norte y sur del rompimiento. Este evento de 8.2 grados tiene un desplazamiento asociado de 4 metros, es decir, no se han desarrollado estos 9 a 10 metros. Pero puede ser que en todo este tiempo se hayan gatillado procesos asísmicos, que no se sienten al deslizarse porque lo hacen como plastilina. No lo sabemos ", explicó.
Ante ello, argumentó que no es descartable que el desplazamiento presuntamente faltante de la zona norte pudiera, en el proceso de acomodo, pasar a llevar la zona sur y generar otro fenómeno. "Lo que sería algo nuevo", dijo.
"Lo positivo es que ya se liberó una cantidad importante de energía, aunque perfectamente se puede generar un 8.3. Veo difícil que sea superior a 8.5 por esta liberación, más lo ocurrido al sur de Perú y la zona de Tocopilla", recalcó.
El director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, Sergio Barrientos, coincidió en que la energía liberada el martes no es suficiente para descartar nuevos episodios cercanos.
Barrientos estimó que los escenarios posibles son un terremoto de mayor magnitud o varios similares al registrado en la Región de Tarapacá.
"El escenario más probable es que estas dos zonas (norte y sur de la ruptura) se activen en forma independiente, más que en un solo terremoto grande (...) Si estas zonas se activasen, uno esperaría terremotos de magnitud un poco menor, del orden de 8.1 en cada caso", señaló.
Mike Simons, experto del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) también anticipó una alta probabilidad de nuevos sismos en el norte debido a la existencia de tramos que continúan trabados.
"Podría ser mañana, podría ser en 50 años, no sabemos cuándo va a ocurrir. Pero el punto clave aquí es que esta magnitud 8.2 no es el gran terremoto que esperábamos para esta área. De hecho, todavía estamos esperando potencialmente un terremoto aún más grande", manifestó.
La sismóloga de la Universidad de Santiago, Paulina González, por su parte, explicó que los especialistas aún no pueden precisar si el evento del martes efectivamente fue el gran terremoto que se estaba esperando para el norte de Chile.
"Se esperaba uno magnitud mayor, de 8.5 a 9 grados, dados los antecedentes del último ocurrido en la zona en 1877 (... pero) eso no significa que éste no sea", manifestó.
La sismóloga ejemplificó con el caso del terremoto de Valparaíso, ocurrido en 1985. En esa zona, explicó, cada 85 ó 90 años ocurre un terremoto mayor a 8 grados. Por eso cuando se produjo el terremoto 7.8 Richter se pensó que a continuación vendría otro más grande. Sin embargo, "han pasado casi 30 años y todavía no ocurre el mayor que 8, entonces quizás ese era y no lo sabemos", especuló.
Paulina González sí aclaró que si el próximo sismo sucede en la zona que ya rompió, no habría suficiente energía acumulada como para producir un megaterremoto.
Al norte de la zona de ruptura aún queda un tramo de cerca de 200 kilómetros de extensión que sigue trabado. En esa zona, según el académico Gabriel González, podría producirse un terremoto de magnitud similar al registrado el martes y que alcanzó los 8.2 grados Richter.
Desde el sur de Iquique y hasta la Península de Mejillones las placas de Nazca y Sudamericana siguen trabadas, por lo que existe la posibilidad de un terremoto mayor o varios más pequeños. Si rompe el tramo completo, de 250 kilómetros de extensión, la magnitud podría ser de 8.6 Richter, estima el doctor en Geología y académico de la UCN.