Por unanimidad los magistrados de la sala 1 del Tribunal Oral en lo Penal declararon culpable del delito de femicidio a Ismael Castillo Castro (28), quien fue acusado de asesinar a su pareja, una estudiante de 20 años de un disparo en la cabeza.
El juicio por la muerte de Paulina Miranda Leiva, cuyo deceso ocurrió en octubre de 2012, terminó ayer con los alegatos de clausura y la lectura del veredicto. El primero en exponer durante la jornada fue el fiscal de la causa, Carlos Lillo.
El persecutor aclaró que con la rendición de pruebas periciales descartaron la tesis del suicidio. En este sentido, destacó la pericia de trazas metálicas practicada a Paulina. Esta descartó la presencia de los elementos químicos que quedan en la piel a quien ejecuta un disparo.
Sin embargo, el mismo peritaje detectó rastros químicos en el dorso de la mano de Castillo Castro. El fiscal aclaró en el caso de la fallecida, constataron con certeza que sus manos no fueran manipuladas.
Esto, ya que los servicios de atención médica, por protocolo, saben que no pueden alterar el estado de las manos de quienes son heridos por arma de fuego. En cambio, el acusado dijo tomar el arma para ponerla en la cama luego de ver a Paulina Miranda agonizando, pero los químicos se hallaron en el dorso, y no en la palma.
Pero las recriminaciones más duras de Carlos Lillo apuntaron a que el relato del condenado fue falaz, ya que "mintió en su declaración".
Según el persecutor, el excarabinero negó el pololeo y su relación de convivencia con la víctima. Este hecho fue desmentido incluso por un carabinero que declaró en el juicio.
También desconoció la declaración que prestó a la PDI, argumentando que la firma del parte policial no era la suya. Incluso mencionó que él (condenado), le enseño a Paulina a utilizar su arma particular. Aunque el mismo policía uniformado explicó que la víctima tenía miedo a las armas y no le gustaba tenerlas cerca.
Por su parte, la defensa añadió que los episodios narrados por el Ministerio Público son una "interpretación distorsionada de lo ocurrió".
De los testimonios dijo que sólo son apreciaciones subjetivas y que el peritaje químico no pudo acreditar que su representado disparó el arma.
Al cierre de los alegatos, Ismael Castillo tuvo unos minutos para hacer su última declaración. "Quiero dejar claro que presté ayuda a mi expareja y no huí. Llamé a equipos de emergencia para que la auxiliaran y nunca pensé que llegaría a estar privado de libertad y que pasaría de carabinero a ser acusado de asesinato".
Tras ello, los tres magistrados hicieron un receso para comunicar el veredicto. Luego de media hora, informaron que el fallo fue unánime, quedando acreditado el femicidio.
El documento también sostuvo que el condenado "pretendió eludir su participación, negando la convivencia con la víctima y que hubiera disparado el arma. La sentencia se conocerá el próximo martes a las 15.30 horas.
"La parte querellante pide presidio perpetuo simple. Pero hay que ver las circunstancias atenuantes. El tribunal resolverá la pena que deberá cumplir en prisión", precisó Carlos Riveros, abogado del Sernam que representó a la familia.
En tanto, el padre de Pauilina, Juan Miranda, dijo que "estoy satisfecho con la resolución, aunque nunca más tendré a mi hija conmigo. Ahora sólo esperamos la condena por femicidio, que pague en cárcel todo lo que hizo".