"Aquí hay implícito un respaldo a la tortura y el asesinato de los que piensan o son diferentes".
Permítanme hablar de dos mujeres que no tienen ninguna relación entre ellas; una pertenece a la farándula y su padre se ha visto involucrado en un gran robo de cobre, siendo tratada con bastante respeto por la prensa y con justa razón; los parientes no tienen la culpa de lo que haga cada individuo.
La otra, es hija de un torturador y ocuparía un cargo como Subsecretaria de las Fuerzas Armadas y deberá llevar toda su vida el saco con los crímenes o complicidad en estos, de su padre; lo que marca una gran diferencia.
En el caso de Carolina Echeverría, ella aceptó el puesto sabiéndose inocente de lo que haya hecho su padre y eso implica que para el gobierno que viene y para ella, el dolor de las víctimas o de sus familiares no tiene mayor importancia para ellos.
Significa también avalar la impunidad y considerar los crímenes de lesa humanidad como aceptables. Aquí hay implícito un respaldo a la tortura y el asesinato de los que piensan o son diferentes, tanto por parte del gobierno que llega como de la hija que acepta tal puesto. Los frutos no caen muy lejos del árbol.
No ha habido juicios ni sanciones contra esos criminales. Las recientes denuncias formuladas en contra de Echeverría por personas que votaron a favor de lo que viene o vuelve, mejor dicho, tienen una fidelidad de canino o están haciendo sólo un saludo a la bandera.
Lo último lo digo porque el conglomerado que ha puesto a la hija de un criminal impune, llámese Concertación o Nueva Mayoría, ha defendido y continuado con el modelo neoliberal importado desde Chicago, sin darle la importancia debida a lo ocurrido durante diecisiete años de dictadura.
Si a eso le sumamos que estos criminales "especiales" encarcelados en hoteles "Cinco Estrellas", fueron despojados de sus privilegios por un gobierno que dice ser de derecha, quedan aún peor parados.
Volviendo al planteamiento inicial quiero decir que no es lo mismo ser hijo de ladrón que hijo de un criminal de lesa humanidad y al tomar decisiones, quienes dirigirán el país, deben tener muy clara esta diferencia, ya que no hay enmienda que quite el sabor amargo de un actuar negligente.
Escritor