Sabella, Elba Emilia y el Amor
Jorge Tapia Guerrero
Como cada anochecer, junto a la magia del teclado y la intimidad del Mirador- Faro, se desplazan mis reflexiones, en esta ocasión, sobre el "Día del Amor". Obviamente cada cual, cada padre o hijo, pareja o familia, con o sin creatividad, expresó declaraciones: algunas bellas, tiernas, verdaderas; otras, grandilocuentes.
¿Cómo expresaría Andrés, nuestro vate eterno, su sentimiento de amor sublime, a quien fuera su amada Elba Emilia, su musa inspiradora? ¿Cómo sus versos de amor, transformados en aromas de estrellas, fecundaron el vientre del alma de su enamorada?
Desciframos el enigma del Andrés Enamorado, en la "Antología Poética Secreta", que su esposa atesorara de sus 60 y tantos años de compartir, crecer y sufrir de presencias y ausencias con el Poeta. Versos que en servilletas, hojas y cartas, nacían, se escribían o se dibujaban, a veces con lágrimas, otras con la euforia de la noche o, al amanecer en una tertulia, en un café, en el bar, y que quedaron grabados en los años 1928-1989 .
Algunos de ellos:
1948: "Este perro tristón soy yo y mis ojos destilan todas mis nostalgias de ti".
1949:"Buscándote aprendí a sollozar el naufragio de tus días".
1950:"Cuando mis vidas y mis fantasmas me asquean, retorno a ti, mujer, como la fuente total de ensoñación".
1951:"Cada carta la repleto de ternura para ti".
1952:"Soy yo quien te sonríe, te besa y te acaricia con fuego profundo, y que anhela todo el sol para tus días".
1955:"Contigo lloraré el fantasma de los sueños más bellos"…
Estimados lectores: Andrés escribía a su enamorada, a la misma de siempre, a Elba Emilia, a lo menos 20 versos cada día. Si multiplicáramos 60 años por 365 días y luego por 20, que eran los versos diarios, significa finalmente: 438 Mil Versos de Amor; es decir, toda una vida amando.
¡Entonces, sin amor, no hay Musa y, sin Musa, no hay Poesía!. Por ello, ¡a seguir amando hasta la eternidad!