A cuatro años de una gran tragedia
El 27 de febrero de 2010 ocurrió una de las peores tragedias naturales del último tiempo y es indudable que gran parte de lo destruido, hoy está en pie.
Chile es un país caracterizado en su historia por los desastres naturales, pero también por su infinita capacidad de superarlos con valentía y ánimo. Eso también ha modelado nuestra personalidad.
Cuatro años han pasado desde esa madrugada del 27 de febrero de 2010, cuando un terremoto con epicentro en la localidad de Cobquecura, Región del Bío Bío, sacudió el centro sur del país, provocando daños estimados en unos 30 mil millones de dólares.
El cataclismo se posicionó entre los más destructivos del planeta (el sexto), merced a que alcanzó una magnitud de 8,8 grados, a partir de las 3:34 de la madrugada, a lo que siguió un tsunami que golpeó zonas tan alejadas como la isla de Juan Fernández, Constitución, Dichato y Talcahuano.
El efecto del terremoto, debido a su alta magnitud, fue devastador. Gran parte de las localidades de las regiones del Maule y del Bío Bío quedaron muy dañadas. Un total de 222.418 familias quedaron con sus viviendas dañadas o simplemente las vieron desplomarse aquella noche. El sismo, que fue percibido con fuerza por cerca del 80% de la población chilena, dejó una cifra estimada de 2 millones de damnificados, más del 10% de la población de Chile y cerca de un millar de víctimas fatales.
Afortunadamente, hoy existen pocas recuerdos de lo que fueron tristes jornadas. Las inversiones realizadas por el Estado para la reconstrucción, superaron los US$4 mil millones en reparaciones y edificaciones de obras nuevas, a lo que se sumaron los aportes privados y de seguros que, en su momento, se estimaron en un tercio del daño total.
Evidentemente, Chile no es el mismo desde entonces. Eventos como ése son una especie de trauma o llaga para la población y es bueno que no se olviden nunca para no repetir los errores, corregir lo necesario y mejorar distintos protocolos.
El 27 de febrero debe ser una fecha para reflexionar y recordar a nuestra víctimas, unirnos como país, caracterizado por el dolor de tantos eventos naturales, pero con una infinita capacidad de reponernos y salir adelante.
Los chilenos somos frutos del esfuerzo, poseemos una capacidad sobresaliente para salir adelante y triunfar ante los distintos obstáculos que la vida nos pone. El 27/F fue uno de ellos y, sin duda, lo hemos superado.
Por favor, no lo olvidemos.