Analfabetismo funcional
Un estudio reveló que el 27,1% de los adultos con educación superior no entiende lo que lee. El tema es tan insólito, como preocupante.
En 2011, el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile realizó su primer Estudio de Comportamiento Lector, en un trabajo junto al Consejo de la Cultura, en el marco del seminario "Hacia una sociedad lectora". Aquella investigación, conocida durante el segundo semestre de aquel año, entregó resultados categóricos: El 84% de los chilenos no entiende adecuadamente lo que lee, en una tendencia que se agudiza en los mayores de 35 años. La prueba se dividió en tres categorías por edades, entre las que destacó por sus resultados negativos el rango superior a los 35 años, destacando la comprensión lectora en los hombres e entre 15 y 34 años. En general, la investigación mostró que sólo el 3% logra comprender y evaluar en forma críticamente un texto.
El compromiso de esta primera investigación fue repetirla cada dos años. Así, esta semana se conocieron nuevos resultados del estudio, cuyos resultados se concentraron profundamente en los avances que podían registrar los adultos. Las conclusiones de la encuesta fueron nuevamente determinantes: Un 27,1% de los trabajadores con educación superior mantienen problemas para entender los textos que leen. En el mismo segmento, un 36,7% alcanza a un manejo básico de datos. En general, se dice que el "analfabetismo funcional" en la población de entre 15 y 65 años.
El revertir estos resultados es muy importante para la sociedad nacional. El analfabetismo funcional impide que las personas puedan manejar y procesar datos básicos para la vida diaria, desde instrucciones hasta lectura en general. En otras palabras, esta condición niega un abanico de perspectivas de desarrollo e información personal útil.
Más allá del trabajo que se debe realizar con la población adulta y en ocasiones, cambios en metodologías de instrucción e información para los trabajadores, hoy la educación chilena lucha por crear hábitos lectores en los niños desde temprana edad, labor en la cual las familias también tienen mucho que aportar. Porque más allá de cultura o entretención, la lectura también redunda en eficiencia y productividad.