En la temporada anterior de la serie nacional "Prófugos", Luis Gnecco encantó al público en su rol de Mario Moreno, un exagente de la CNI que no dudaba en utilizar sus conocimientos de tortura e incluso matar, tal como lo hizo con uno de sus compañeros (Francisco Reyes) al final del primer ciclo.
Y si bien reconoce que el personaje "no me parece grato, me encanta hacerlo porque es un desafío", y además porque "como actor no tengo límites". Es más, se toma como piropos frases como "este es el personaje que más he odiado de los que he visto", pues "quiere decir que está bien hecho". En Chile y otros países donde ha promocionado la serie solo ha recibido halagos.
Sangre vs. Lógica
En este segundo ciclo, Moreno está en la cárcel junto a Vicente (Néstor Cantillana) y "Tegui" (Benjamín Vicuña), y se encuentra convertido en un líder y guarda una carta bajo la manga, ya que ha tomado contacto con un nuevo aliado: Freddy, rol a cargo de Alfredo Castro.
El protagonista de películas como "Tony Manero" y "Post mortem" es uno de los nuevos fichajes de la serie que emitirá HBO a contar del próximo 15 de septiembre. Según dice, su personaje "abre una temporada totalmente nueva, pues cambia el tono, el tiempo y la profundidad también".
En la historia, Freddy se ha asociado con Laura Ferragut (Blanca Lewin), quien en la temporada anterior traicionó a sus compañeros huyendo con el botín de dinero y dejándolos en manos de la policía. Juntos crean una red de narcotraficantes desde el norte de Chile, pero este hecho será solo la punta de lanza para un negocio mayor que se mete en el mundo político. "Este rol, sin haber interactuado nunca en la serie frente a frente con el mundo político, empieza a trabajar un hilo conductor en ese ámbito súper interesante", sostiene Castro, explicando que se introduce en "esos espacios ciegos de poder donde las mafias y los carteles comienzan a operar; igual que en el mundo popular donde no hay hospitales, escuelas, hay hambre y necesidades, y que son lugares en los que la población se vincula a los narcotraficantes".
Pero este no es el único aspecto que convierte interesante al papel. "Él es otro tipo de malo, uno más ideológico, psicópata y más delicado", describe Gnecco, diferenciándolo del suyo, del cual comenta "es mucho más bruto". "Además en esta temporada evoluciona completamente hacia la locura, ya que descubre una nueva forma de torturar que es el ataque sexual", agrega, manifestando a su vez que se potencia su lado más fascista a través de los textos que dice, como en el primer capítulo donde hace una analogía de que era mejor quemar a los comunistas que tirarlos al mar.
Ello se podrá ver especialmente en la relación que sostiene con la "Roja" (Amparo Noguera), quien trabajará con él. "Estamos todo el rato maldiciéndonos. Ella me dice "guatón fascista" y yo le digo "flaca comunista de mierda, por eso los comunistas perdieron, porque son unos flojos"… De hecho a ratos la relación se estrecha porque a él le empieza a gustar, adelanta Gnecco.
Por su parte, Castro acorde con la descripción que hace su compañero de su rol, dice que este tiene "una moral, es muy emocional y pasa por períodos espirituales. Su estrategia, como es psicópata, es empatizar con la víctima y con todos los prófugos, algo que los desconcierta". Con ello, pone en relieve "una realidad delirante y tremendamente violenta, pero de una violencia más estratégica, más pensada. En el fondo con una lógica perversa". ¿Y la relación con Moreno? "Se produce una pugna de perversión. Es el enfrentamiento entre dos males, pero profunda y radicalmente males", define.
Grandes pruebas
El nuevo personaje que revoluciona la serie pasa mucho tiempo en el norte de Chile, específicamente en el Desierto de Atacama. Es allí donde se relaciona con la comunidad indígena, de la cual se aprovecha para el cultivo de la amapola, de la cual se extrae la heroína que trafican.
Alfredo Castro tuvo contacto con la comunidad atacameña. "No tenía idea que existía todavía esa creencia tan fuerte, tan poderosa. Fue precioso conocerla y trabajar tan íntimamente con ellos", asegura el intérprete, agregando que "fueron generosos, participé incluso de sus fiestas". dice.
Y hubo más emociones durante las grabaciones, pues en una escena que transcurre sobre unos rieles ubicados sobre un puente "salté los durmientes -entre los cuales había una distancia en la que pasabas para abajo- disparé y miré para abajo donde había un hilo de agua, y dije no puede ser", comenta. El actor sufre vértigo diagnosticado y al darse cuenta donde estaba se paralizó: "Había que repetir unas cuatro veces, y yo no pude. Un chico que había ahí se puso mi abrigo, lo tomaron de espalda corriendo por los rieles, pero hice una única escena y parece que es la que quedó".
Sobre los cambios que vienen para esta segunda temporada, ambos concuerdan en que hay una mayor profundidad en los personajes.
"Se produce una pugna de perversión entre ellos (Freddy y Moreno). Es el enfrentamiento de dos males, pero profunda y radicalmente males".
Alfredo Castro
a cargo de Freddy