Participación y la elección de cores
La gran novedad del proceso eleccionario del 17 de noviembre, será la inclusión de los consejeros regionales que debutarán con amplios poderes.
Una de las más sentidas aspiraciones de las regiones, es poder elegir a autoridades que hasta ahora, teniendo voz y voto importante para el desarrollo local, han llegado a sus cargos a través de cuoteos y determinaciones políticas, por lo general, centralistas. Se trata de los consejeros regionales, quienes son los encargados de revisar, aprobar o incluso rechazar algunas de las iniciativas más importantes para las comunas en base a los proyectos que se presentan.
El 17 de noviembre, este anhelo de las provincias comenzará a convertirse en una realidad, cuando por primera vez la ciudadanía pueda elegir directamente a los consejeros regionales, en el marco de los comicios presidenciales y parlamentarios de Chile. La posibilidad de que la comunidad regional pueda pronunciarse respecto a autoridades que ostentan un rol tan estratégico, debería anticipar una mejor participación en las próximas elecciones.
Así, se espera y estima una consecuencia que diste del controvertido debut del sistema de inscripción automática y voto voluntario en las Elecciones Municipales de octubre de 2012, cuando de los 13,4 millones de electores habilitados para votar en Chile, sólo hicieron uso de este derecho 5,7 de ellos. Entonces, el concepto de "abstención" comenzó a instalarse en la discusión nacional, aún hasta las recientes elecciones primarias.
En las regiones y algunas capitales regionales del norte la escasa participación se hizo muy evidente. En Antofagasta, por ejemplo, la abstención superó el 67%, y la alcaldesa Rojo fue electa sólo con el 14% real de las preferencias ciudadanas. En Copiapó el panorama no fue muy distinto. El alcalde Cicardini triunfó con menos del 20% de las preferencias del universo apto para votar en la comuna, cuya abstención superó el 60%.
La elección directa de los consejeros regionales plantean un nuevo escenario al electorado, particularmente en las regiones que han planteado históricamente la posibilidad de descentralizar muchas de las decisiones que las afectan.
Y es en este caso donde la participación debería jugar un papel importante.