Esta semana se acaban los cinco años de silencio de la banda escocesa Travis. El grupo lanzará su séptimo disco, "Where you Stand", trabajo que fue hecho "sin pensar en el negocio" y que sigue con la línea que creó la banda a mediados de los noventa.
"Nos sentimos como unos porteros que encontraron esa puerta en el gran muro de la música para pasar al siguiente nivel, la abrimos y muchas bandas cruzaron por ella", comenta Francis Healy, cantante y principal compositor del grupo.
Fue a finales de los años 90, cuando Travis publicó con gran éxito su segundo disco, "The man who" (1999), con un estilo más reflexivo y emotivo, combinando marcadas melodías, un fuerte sentimiento de melancolía y ciertas dosis de optimismo.
"A menudo son las bandas que cruzan después la puerta las que alcanzan un éxito masivo. Suede abrió la puerta para Oasis y Blur y Nirvana a Pearl Jam. Nosotros le abrimos la puerta a Coldplay, que se volvió gigantesco", comenta el bajista Douglas Payne.
Casi 15 años después de su mayor éxito, lanzan "Where you stand", su séptimo disco.
El grupo se tomó un receso y se reunió periódicamente en el estudio, pero omitiendo expresamente las palabras "disco, gira o negocios".
"Sólo queríamos hacer una canción formidable... y después otra y otra", cuenta Healy sobre el proceso que dio lugar a este álbum bajo su propio sello, Red Telephone Box, una forma de rebelarse contra las maneras de las multinacionales y la búsqueda obsesiva de "sencillos" tan exitosos como "Sing", "Closer" o "Flowers in the window".
¿El objetivo? "Intentábamos ser nosotros mismos", responde, encontrar su sonido, ese que los definió al final de su primer disco, "Good feeling" (1997), el que asentaron con The man who y "The invisible band" (2001) y al que posteriormente dieron una vuelta en "12 memories" (2003).